El dinero electrónico vuelve a la palestra. La más reciente iniciativa de las autoridades es convocar a los distribuidores de gas de uso doméstico a recibir capacitación del Banco Central, de lo que dependería “la autorización de actividades de comercialización del gas”.

Inquieta tanta proactividad de las autoridades para algo que solo es un medio de pago. Expliquemos.

En las civilizaciones antiguas, los monarcas acuñaban moneda con un valor intrínseco, de oro o plata. Ese era el medio de pago: todo tenía precio en monedas. Fue un gran avance sobre el trueque. En la Edad Media se inventó una forma de “cheque de gerencia”: un banquero, generalmente lombardo (norte de Italia), entregaba un documento cuyo beneficiario podía convertir en dinero con un banquero corresponsal en otra ciudad.

El billete complementó a la moneda: no tiene valor intrínseco, es solo papel, pero la sociedad lo acepta por su respaldo, antes de un banco, desde el siglo pasado de un banco central.

Luego vino el cheque: tenemos dinero en un banco, pagamos girando un cheque. La era de la computadora trajo la tarjeta de débito. Un establecimiento comercial no tiene que preocuparse de que le paguen con un cheque sin fondos, la conexión en línea le asegura que el cliente tiene fondos.

Cada una de estas innovaciones facilitó las transacciones comerciales y favoreció el crecimiento económico.

La telefonía celular permite reemplazar la tarjeta de débito con transacciones a través de celulares. El e-dinero es el futuro.

Como se trata de un medio de pago, le corresponde a la banca y sus clientes adoptarlo. Pero no es un tema de fondo que deba concernir a las autoridades económicas. ¿Por qué la amenaza velada a los distribuidores de gas? ¿Por qué el sacrificio fiscal de devolver puntos del IVA a quien abra una cuenta de e-dinero en el Central? ¿Por qué su inclusión como punto programático en el Plan de Gobierno de AP, que el presidente Correa ya aclaró a Lenín Moreno que es su obligación ejecutar? ¿Por qué la banca es renuente a adoptarlo?

Porque el mismo plan de AP proclama como objetivo de largo plazo tener una moneda regional, lo que implica desdolarizar (no es algo para el futuro próximo). El presidente Correa en su escrito sobre cómo desdolarizar indica que una precondición es tener una moneda paralela. La banca y agentes económicos sospechan que si llega el día que el e-dinero sea un medio de pago difundido, el Gobierno se financie con e-dinero sin respaldo, termine por erigirlo en moneda paralela, y con eso dé una zancada hacia la desdolarización.

Las autoridades dirán que está prohibido emitir e-dinero sin respaldo en dólares. Así es, pero solo por resolución administrativa, no consta en la ley. La puerta a la emisión sin respaldo está cerrada, pero sin pestillo.

Un problema para implantar el sistema es que salvo familiares de migrantes que reciban transferencias electrónicamente (para ese servicio, el e-dinero es óptimo), poquísima gente tiene ingresos en e-dinero, y no tiene sentido entregar dólares billetes para recibir dólares electrónicos.

Hay que estar advertidos para cuando el Gobierno comience a pagar con e-dinero y no con dólares contantes y sonantes. (O)