Juana es una mujer inteligente, quiere entenderlo todo. Converso con ella y me hace las preguntas más diversas: después de muertos unos van al paraíso, pero ¿quiénes van al paraíso fiscal?, ¿por qué en esta época las frutillas no están muy bonitas?, ¿en dónde ha disminuido el desempleo?, porque en mi familia siguen desempleados Pedro, nuestro hijo mayor, mi hermano y a mí me dijeron que ya no pueden pagarme tiempo completo y que si puedo trabajar solo tres días a la semana, ¿será verdad que Don Day ya no estará en la segunda temporada de la Trinity?, ¿por qué dicen que si Quinteros no puede hacer ganar a la Selección lo nombren en su reemplazo al señor del bigotito que sí hace ganar?, ¿por qué hay épocas en las que llueve y en otras no?, ¿por qué Jesús entró en Jerusalén montado en un burro y no consiguió que alguien le prestara un caballo?, ¿por qué si se sabe que cuando llueve tanto se inundan las calles no han hecho algo para evitarlo? Como comprenderá, amigo lector, no puedo resolver con solvencia todas las preguntas de Juana, y para serle sincera creo que más vale aprendo mucho de ella. Estudió hasta quinto grado en la escuela, pero le gusta leer, poco en los libros y mucho en la vida.

En estos días está tratando de entender lo que ocurre; ella, Pedro y el mayor de los chicos fueron el domingo a votar, entre paréntesis, me dijo que no entiende por qué se llama así al poner el voto en una cajita, que es como decir que bota la basura y a ella no le gustaría que boten su voto, ni que crean que es basura.

Dice que ha oído que el problema es que uno de los candidatos y algunas personas piensan que hicieron fraude, ella no sabe lo que es eso, pero entendió que es hacer trampa y se pregunta cómo será que se puede hacer esa trampa, y conversando con Pedro piensa si será que cambian los votos, pero sería muy complicado cambiar tanto papelito y, además, tendrían que ser iguales para que no se den cuenta, pero Pedro le dice que las cuentas finales no se hacen contando los papelitos sino que las hacen las computadoras y de eso sí que Juana no entiende nada y está segura de que mucha de la gente del barrio tampoco. Pero lo que sí sabe es que si los votos son tan importantes y las dos partes tienen cuentas distintas, lo mejor es volver a contar, es como la vez que eligieron presidente del comité barrial, piensa, abrieron los papelitos, contaron y cuando alguien dijo que habían contado mal, volvieron a contar y se acabó el problema. Se pregunta por qué ahora parece tan difícil, ¿será que alguien no quiere que se vuelvan a contar? Ella sabe por quién votó ella y no le gustaría que su voto se lo aplicaran a otro, porque entonces ¿para qué ir a votar? ¿Será que toda la gente que está en la calle está reclamando por eso? Si es así, se dice, ella debería estar allí y con muchas preguntas sin respuesta se preparó para salir. No sabe cuánto tendrá que esperar, pero quiere saber que su voto se le aplicó a quien ella quería. (O)