La ebullición en Ecuador no es la única. Estamos en una etapa del camino en la que se deben consolidar logros del socialismo del siglo XXI.

Razón y fe nos invitan a alegrarnos por los logros y defenderlos. La mejor defensa es purificarlos con los valores humanos de verdad, justicia, libertad creadora y responsable. Nos debe ayudar la experiencia de países hermanos, que recorren el mismo sendero.

Por la amistad formada durante nueve años en la Universidad Gregoriana de Roma, recibo informaciones y sigo con especial interés la trágica realidad en la que sobreviven los venezolanos pobres. Especialmente los niños venezolanos mueren por centenares por falta de medicinas y alimento; adultos, especialmente ancianos, extraen alimentos de basureros. Los que se atrevieron a pensar independientemente del “socialismo del siglo XXI” están encarcelados desde hace años; algunos, torturados. Dirigentes del partido han centralizado todas las funciones, las de la Asamblea Legislativa, la Judicial, con jueces del partido, algunos sin preparación jurídica. Las diversas expresiones de miseria se deben al “imperio”... Todo tratado o convenio internacional, como el de integración en la OEA, implica una determinada limitación de autonomía. No hay país en el mundo 100% autónomo. Invocan la integración cuando conviene al partido. Suplen con insultos la falta de razones cuando no les conviene. Invocan el diálogo; piden la intervención del papa; han llegado a acuerdos. ¡Ninguno ha sido cumplido! Aferrarse al poder por ideología es respetable. Se aferran también porque hay mucho que ocultar. El narcotráfico de sobrinos se ha amparado en la cochera de la casa presidencial. Otros narcotraficantes poderosos están perseguidos por la DEA.

Estados y diversas entidades internacionales en Europa y en otros continentes invitan a gobernantes venezolanos a restablecer la democracia con la independencia de las funciones, con la liberación de los encarcelados: ¿Oídos?, ¿corazones? ¡Sordos!

Señalo realidades traumatizantes –espero pasajeras– en un querido país hermano, para que Ecuador, colocado en el mismo sendero del socialismo del siglo XXI, guarde y alargue la distancia.

Un presidente rechazado poco puede servir. Los políticos de partido encuentren un procedimiento para superar los obstáculos, que no son imaginados, que son reales, para afirmar jurídica y moralmente quién ha sido elegido por la mayoría.

1) Se ha llegado a considerar normal el que se pongan al servicio de candidatos del Gobierno personal y recursos del Estado.

2) Los integrantes del Tribunal Electoral son miembros del partido del Gobierno.

3) Tres encuestadoras, una de ellas –Cedatos– dio la victoria al candidato Lasso. Cedatos tiene experiencia exitosa durante decenios. (Es hecho incontestable). Desacreditarlo es tendencioso.

4) Se podrían comparar los votos conservados en las copias de las actas con los del Consejo Nacional Electoral.

5) La página web del CNE “se fue a volver”. Hay que disipar la sospecha de que durante su prolongada ausencia se rayaron las papeletas en blanco.

El bien del Ecuador es –debe ser– la suprema ley. En casos tan importantes para la autoridad moral del nuevo presidente no cabe evitar recursos, por largos que sean.

Espero que el que sea nuevo presidente sea más programático al servicio de todos. (O)