Comedidamente quiero solicitar a los nuevos asambleístas, que se dé prioridad en redactar un proyecto de ley para poner un alto al demencial abuso del ruido.

Puntualizo a los nuevos porque a los antiguos o reelectos han sido incapaces de legislar y proteger a la colectividad de este incontrolable abuso. Con voluntad no será difícil codificar unos cuantos artículos y las debidas transitorias que tipifiquen con puntualidad y energía, dando el debido respaldo de acción a los entes policiales como a la sociedad hoy desamparada y vejada.

Existen ordenanzas, pero nadie respeta ni se preocupa que se cumplan, hay un sinnúmero de ejemplos: la bulla del comerciante ambulante, los vecinos divertidos, el conductor estresado, los propietarios de almacenes, los jugadores de bingo, etcétera, y esto por mencionar unos cuantos.

Ni para qué hablar también de la competencia de qué vecino del barrio de uno tiene el parlante más potente.

Yo aspiro verdaderamente, a que un flamante honorable o algún grupo político del país se pronuncien ya a esta petición que hago, para lograr la tranquilidad de nuestra sociedad.(O)

Vicente Castillo Morocho, Guayaquil