Tedioso es al lector ecuatoriano narrarle los portentos de nuestras maravillas naturales, porque las conoce y le pertenecen, pero lo que sí argumento mejor, es que estas podrían constituirse en el parque mundial que la población humana está clamando al cielo, solo con iniciativas, poca inversión, sin necesidad de crear, peor diseñar artificialmente áreas específicas, ya que las tenemos de manera espontánea y natural en las cuatro regiones.

Tenemos que dar pasos positivos con programaciones aceleradas en educación, compatibilizándolas en la forma de ofrecer, cuidar, preservar, para la obtención de una mejor utilización de nuestro hábitat. Hay que partir desde varios puntos simultáneamente. Emprender y exigirse una efectiva planificación urbana con vastas posibilidades de crecimiento dirigido hacia acercarse lo más posible a las nuevas urbanizaciones (evitar construcciones en suelos labrantíos), optimizando el uso de la tierra. Otro punto en el medio rural de Costa, Sierra y Oriente es agrupar pueblos, recintos y caseríos, eliminando el aislamiento negativo al que se han autosometido (exceptuándose tribus nómadas no contactadas), así acrecentamos accesos directos a beneficios sociales a los que tienen derecho, promovemos movilidad sostenible, comunicación, comercio y desarrollo económico. Otro punto, aprovechar el ecosistema que hoy lo desperdiciamos, tal es el caso de los ríos como Puyango, Paute, Guayas..., que aún cuentan con fuerza y buen caudal; pero hay que tomar rápidas acciones y atenuar la contaminación. Esta nueva concepción de Ecuador, “Parque Mundial”, podría satisfacer el trabajo extraremunerado de los 16 millones de ecuatorianos, si nos imponemos como obligación involucrarnos para configurar sistemas de protección de todo nuestro medio ambiente, aglutinándonos en un frente que coordine, ordene ejecutar planes para la venida del turismo mundial. Estamos en lugar privilegiado, la mitad del mundo. Los demás países están a distancias que podrían considerarse equidistante a este centro geográfico. Ecuador por sus paisajes ya es parque mundial, solo falta valorar lo nuestro y mucha publicidad. (O)

César Antonio Jijón Sánchez, Guayaquil