En la ceremonia de conmemoración por los 188 años de creación del Ejército ecuatoriano, asumió sus funciones el nuevo comandante, general de Brigada Édison Narváez.

En su discurso, se mostró conciliador y, a juzgar por sus palabras, preocupado por la necesidad de unidad y por la desconfianza: “Invoco a la unidad de todos, a sosegar las pasiones, vencer el egoísmo, recuperar la confianza”, y añadió: “Convoco a todos los ecuatorianos a estrechar las manos, a ir al encuentro del abrazo sentido, que nos permita rescatar la calma y caminar hacia el mañana”.

Son buenos deseos del general, que quizás se conviertan en realidad si, como también lo dijo, cumplimos con “abrir el pensamiento para la reflexión profunda que nos ocupa a todos, sobre el futuro de nuestra patria”.

Nos preguntamos si uno de los objetivos de su tarea será lograr en su ámbito esa apertura de pensamiento y esa reflexión profunda que, para que sea tal, deberá pasar por las razones que han atentado contra la unidad y han hecho que se pierdan la confianza y la calma que debemos “rescatar”. (O)