Lamentablemente un tema de tanta importancia, la educación superior, se lo ha generalizado como promesa barata de campaña electoral para ofrecer a nuestra juventud cosas fáciles contrarias a lo que la lógica manda, y que es su progreso en base a sus esfuerzos.

¿Saben bien acaso lo frustrante que es iniciar como maestro universitario un curso académico a cargo de una materia importante como matemáticas, haciendo una evaluación de conocimientos a los alumnos de una carrera universitaria de carácter técnico, y comprobar que el 90% no tiene conocimientos básicos de aritmética que se la aprende en la escuela primaria? Para que el país progrese es indispensable mejorar el sistema educativo, con sacrificio. Es verdad que miles de jóvenes se quedan al margen de la educación superior, pero la solución no es bajar el nivel académico para que todos los bachilleres ingresen libremente a la universidad. Por mis experiencias y porque amo a mi país, sugiero lo que la lógica recomienda: incrementar el número y calidad de colegios técnicos a nivel nacional, abrir nuevas carreras tecnológicas de 3 años de duración, mejorar la educación primaria y secundaria, dotar a las universidades existentes de más recursos para sus laboratorios y bibliotecas. ¿Cómo es posible que ofrezcamos crear 40 universidades nuevas si las que existen son en la gran mayoría de bajo nivel académico y no cuentan con recursos? En el 2010 el Gobierno se puso como meta que todo alumno que terminara la primaria saliera dominando las cuatro operaciones fundamentales de aritmética, lo cual en Ecuador no se logra ni en el bachillerato. No comparto todas las directrices de la Senescyt porque no se puede, en base a una prueba, determinar para qué carrera es apto un bachiller, aunque por supuesto la evaluación sí puede ayudar. El grave problema en el país es la enorme diferencia del nivel académico entre uno y otro colegio. Un estudio serio daría cuenta de que hay pocos colegios secundarios que tienen nivel de enseñanza cuatro o cinco veces superior a otros. Cuando en 1965 rendí examen de ingreso a la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Guayaquil, que tenía pocos años de fundada, de 86 alumnos solo 18 aprobamos. El primer día que asistí a clase de Física, entró a dictar la cátedra un profesor estadounidense que no hablaba español y tenía título de quinto nivel; no existía texto en nuestro idioma. Todo el curso de esa materia lo recibimos en inglés, y nos enviaba deberes a la casa y al siguiente día debíamos resolverlos en la pizarra. Así, con dedicación al estudio, debe formarse nuestra juventud, en la vida profesional no le regalarán nada. Por ser el idioma inglés la lengua de la enorme mayoría de las publicaciones científicas y tecnológicas más actualizadas en el mundo de hoy, es indispensable que nuestros bachilleres salgan del colegio con un buen conocimiento de este idioma, debiendo ser también el inglés materia del respectivo examen de ingreso para todas las carreras técnicas, así como para medicina y afines. Por favor, el facilismo no es la receta para el progreso, sí lo es para la mediocridad.(O)

Kepti Lenin Tinoco Moreno, ingeniero químico, Guayaquil