Las conquistas han sido productivas en el nuevo milenio. Mujeres ejercen altos cargos desde empresariales hasta presidenciales; algunas desenvolviéndose en tareas tradicionalmente del sexo opuesto como vulcanizadoras, torneras, tractoristas, choferes...

Existen criterios, no comprobados, que ubican a la mujer en la lista preferente de contratación para plazas de empleo, debido a su alto sentido de responsabilidad y cumplimiento; en otros casos, son escogidas en calidad de garantes de préstamos financieros, por demostrar estabilidad. No obstante, la memoria colectiva aún recuerda los siglos de relegación académica, moral e intelectual que tuvo que vivir la mujer confinada solo a guardar silencio por el hecho de ser mujer. En la antigua Grecia las mujeres no podían ejercer la profesión de abogado y menos intervenir en foros; en la Edad Media muchas fueron llevadas a la hoguera al afirmar que todos los males de aquella época provenían de las “brujas”, cua ndo en realidad eran producto de la voracidad y la ambici ón de príncipes o señores feudales, ellas fueron el chivo expiatorio. Y qué decir acá en la época moderna y contemporánea cuando el 8 de marzo de 1857 un grupo de obreras textiles salió a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban y por ganar menos de la mitad del salario que ganaban los hombres. La protesta terminó con la policía dispersando brutalmente a las manifestantes y matando por el camino a 120 trabajadoras. Distintos movimientos se sucedieron a partir de esa fecha relacionados con la iniciativa de aquel memorable 8 de marzo, es decir que el origen del Día de la Mujer se fundamenta en acontecimientos históricos laborales y en la búsqueda de un trato mejor, no por ser mujer, sino por derecho propio emanado de la pura razón; por los principios de igualdad social e intelectual. Así lo demuestra la historia, ya que primero surgiría el 8 de marzo como el Día de la Mujer trabajadora, hasta que en 1975 la ONU declara la misma fecha como el Día Internacional de la Mujer, o sea en sentido total, sin excluirla de sus otros roles.(O)

Rosa García Ronquillo, abogada y máster en Educación; Guayaquil