El periodo comprendido entre la primera y la segunda vueltas electorales constituye un tiempo especial para interesarnos, involucrarnos y participar indirecta o directamente en la campaña por la disputa de la Presidencia y Vicepresidencia de la República.

En un tiempo particular en que, ejerciendo la ciudadanía, se debe profundizar en el conocimiento y comparación no solamente de los planes de gobierno, sino también de los candidatos.

Puede parecer un asunto sin importancia para algunas personas, pero lo cierto es que si reflexionamos un poco, en esos planes quedan evidenciados la ideología, el modo de concebir el Estado y la manera de gobernarlo, así como la forma para enfrentar los problemas existentes y solucionarlos.

¿Le parece que sería estupendo que se nos mostrara un cuadro comparativo de los dos programas de gobierno para que la ciudadanía toda pueda conocerlos, analizarlos y, entonces, concienzudamente, decidirse por una de las dos opciones?

Ya hubo, en años anteriores, quienes imprimieron y entregaron a la comunidad sus planes de gobierno, que llegaron a mis manos y tal vez a las de usted. Si ahora se han publicado, yo no los he recibido.

No se olvide de que aunque el plan de gobierno no es una camisa de fuerza, siempre serviría de referencia para aplaudir o para reclamar su cumplimiento.

En todo caso, sería un ejercicio ciudadano que haría que más personas se interesaran en la política y podría ayudar a conocer intelectual y moralmente a los candidatos y a quienes los rodean y comparten su visión del Estado y la forma como debe ser gobernado en beneficio de los habitantes del país, solucionando sus problemas, brindando oportunos y buenos servicios, que sean de responsabilidad del Gobierno Nacional.

Cierto es que existen servicios públicos que deben ser prestados por los gobiernos autónomos descentralizados, pero ¿qué mecanismos legales se utilizarían, según el programa de gobierno de los candidatos a ejercer el Gobierno Central, para que tales servicios no dejen de prestarse y que se los realice como debe ser, oportunamente y a cabalidad?

A veces se prefiere a candidatos por otras razones y no precisamente por su concepción del Estado y la forma como sería gobernado para solucionar sus problemas actuales y enfrentarlos airosamente, así como a las contingencias que se presenten.

Eso es algo que no se puede evitar; pero sí podemos educarnos y educar cívica y políticamente a las personas, en la familia, en los centros de educación formal, incluso utilizando los medios de comunicación, para que los conceptos fundamentales de moral, civismo y patriotismo impelan a ser buenos y exigentes ciudadanos.

Así que ¿nos quedamos callados o nos involucramos, según los medios que tenemos a la mano, en esta y en las próximas campañas políticas, cumpliendo nuestras obligaciones cívicas, según nuestro leal saber y entender?

¿Dejaremos de votar porque estamos en la tercera edad y ya no nos exigen el certificado de votación en las oficinas públicas?

¿Cree usted que habrá más votantes en la segunda que en la primera vuelta? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)