El 2 de abril es la última oportunidad que tendré, igual que la mayoría de los que trabajamos para vivir, no recibimos bono de indignidad ni melamos de la década perdida.

Quedó finalista la honestidad sin complejos, a la que le quieren endilgar que no se preocupará por los desposeídos de nuestra tierra, solo porque pertenece a una tendencia que tiene profesionales emprendedores, y a la que han satanizado izquierdistas del foro de Sao Paulo y sus seguidores. La década perdida no encuentra otro defecto, que el de denigrar. Partidos que no alcanzaron los dos puestos para el balotaje o segunda vuelta electoral, ¿tendrán entereza para pedir a sus seguidores estar contra el neocomunismo?; ya dejen los lirismos ideológicos, el país necesita de todos para alejarse del abismo y no convertirse en otra Venezuela. El socialismo hace el reparto igualitario de la miseria. Yo no desperdiciaré con mi voto la suerte de vivir en plena democracia. (O)

Ignacio Granja Rousseau, doctor, cirujano; Guayaquil