Una vez reconocida la segunda vuelta electoral gracias al pueblo quiteño y al sentir de la gran mayoría de ecuatorianos, es obligación refutar las “recomendaciones” de visitantes de la OEA y Unasur, de cambiar los biombos o usar tinta indeleble para los votantes. ¡No hace falta!, esta vez para la segunda vuelta electoral habrá una sola papeleta. Y eso de pintar el dedo no surte efecto, la raíz del problema está en el control electoral integrado en su totalidad por un partido político, en la publicidad oficial desmedida, en un padrón electoral inflado con muertos, extranjeros, menores de edad, doble cédula, etcétera.

Comparto las sugerencias dadas por otros entes políticos de realizar auditoría técnica al código fuente del sistema de contabilización (software); obligar al cumplimiento y entrega de la tercera acta; eliminar el escaneo de actas; que la votación y el escrutinio sean públicos, no hacerlos encerrados en aulas; colocar delegados políticos en cada una de las juntas receptoras del voto y coordinadores de recintos electorales; que los militares que custodian los perímetros sean voluntarios o designados al azar; formar un frente de unidad electoral paralelo integrado por los candidatos o sus delegados que participaron en la primera vuelta, como veedor en la defensa del cumplimiento de la voluntad del electorado. En consecuencia, opino que antes de la segunda vuelta es muy necesaria una marcha pacífica que la convoque el alcalde Jaime Nebot en Guayaquil, y todo Guayas sumarse con Los Ríos, El Oro, Manabí y otras provincias, por la democracia, en respaldo a la transparencia de las elecciones del 2 de abril, y por un cambio y retorno a la institucionalidad que el país requiere. (O)

Marcelo Vargas Velasco,
Pediatra; Babahoyo, Los Ríos