El Acuerdo de París o COP21 sobre cambio climático establece serios y obligatorios compromisos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, que provoca el calentamiento exagerado del planeta, en detrimento de los seres vivos. Luego, la conferencia de Marrakech o COP22 definió los mecanismos para poner en ejecución lo resuelto en París. Para tal efecto, los suscriptores, incluyendo Ecuador, presentaron documentos oficiales detallando las medidas concretas para mitigar los efluvios dañinos y las acciones de adaptación de plantas y animales para resistir los efectos de la elevación de temperatura.

Las promesas formuladas no pueden ser incumplidas, en observancia a los principios que ambos pactos vinculantes consagran, entre ellos el de transparencia, es decir conocer con claridad, detalle y precisión las metas, su financiamiento, los programas o proyectos a ejecutar, con reportes de avances y recursos asignados, desarrollo de capacidades y tecnología, susceptibles de supervisión internacional. Además, es derecho de los habitantes de cada Estado ser informados de sus alcances con un lenguaje entendible para todos. En el caso ecuatoriano ha correspondido al Ministerio del Ambiente la sustentación de la posición oficial en los diferentes foros climáticos.

Sin embargo, el pueblo ecuatoriano no fue oportunamente advertido de los compromisos asumidos, que debieron resultar de un amplio debate nacional, con directa participación de la sociedad civil, académica y empresarial; pero lamentablemente solo ha sido posible obtener los detalles de la tesis nacional a través de los medios propios de las organizaciones que impulsaron las conferencias de París y Marrakech, detectándose con pesar que el sector agropecuario, el más seriamente impactado, ha sido tremendamente minimizado.

Es incomprensible que el Ministerio de Agricultura no forme parte del Comité Interinstitucional de Cambio Climático, máxima instancia de nivel político y ejecución en esa área, mientras se sostiene que lo agrario es una actividad que provoca contaminación por el uso de pesticidas y fertilizantes, lo cual, siendo verdad, desconoce que la misma agricultura y ganadería con solo elevar en 0,4% el contenido de materia orgánica de los suelos que utiliza, lograría equilibrar sus emisiones y paralelamente acrecentar la productividad de los campos, en beneficio de la seguridad alimentaria y el aumento de los ingresos de los campesinos. Esta acción conservacionista denominada iniciativa 4 por mil es ignorada por las instancias estatales nacionales, relegando al país al ostracismo técnico, cuando otras naciones la han acogido con entusiasmo. Además, parte del poderío hidroeléctrico, que se diluye no se aplica para potencializar el agro y bajar costos, reemplazando la energía fósil de los generadores a diésel, comunes en el campo.

Ecuador llevó en carpeta a París la promesa de restaurar 500 mil hectáreas de bosques hasta el 2017 e incorporar 100 mil más, anualmente. Reiteró el dato, que 57 mil voluntarios capacitados plantaron en apenas ocho horas 2.200 hectáreas en distintos lugares del país, hecho catalogado como récord mundial, para regocijo de los más altos gobernantes, desconociendo que luego fueron abandonadas sin ningún cuidado, no habiendo certeza de su existencia. Estas ofertas incumplidas constituyen violación a la confiabilidad y transparencia que demandan los acuerdos globales sobre cambio climático, mereciendo los responsables una vergonzosa censura internacional. (O)

 

Se sostiene que lo agrario es una actividad que provoca contaminación por el uso de pesticidas y fertilizantes, lo cual, siendo verdad, desconoce que la misma agricultura y ganadería, con solo elevar en 0,4% el contenido de materia orgánica de los suelos que utiliza, lograría equilibrar sus emisiones y paralelamente acrecentar la productividad de los campos, en beneficio de la seguridad alimentaria y el aumento de los ingresos de los campesinos.