Si hay una coincidencia mundial de cómo se puede mejorar la atención médica es aquella que habla de la preparación y educación continua de sus profesionales, la coordinación en el trabajo entre ellos y el permanente esfuerzo por la seguridad del paciente para disminuir errores de práctica médica. Agregaría que el respeto entre usuarios y personal de los establecimientos de salud optimiza los resultados en la medida que todos reconocemos la escasez de recursos, pero queremos mejorar la salud del paciente. Lamentablemente, como hemos dicho en varios escritos, las autoridades prefieren lidiar con ladrillos, cemento y compras de equipos antes que con la gente que hace el sistema de salud. Por eso, también, no existe tal sistema, excepto para las fotos de inauguraciones y propaganda.

La educación médica empieza en las aulas universitarias. En el país hay 22 facultades de Medicina que gradúan alrededor de 3 mil médicos por año. Solo diez facultades están acreditadas, de las cuales 5 son de Quito. Las otras continúan el proceso que empezó hace 2 años para alcanzar al estándar establecido por la autoridad nacional. Hay casi 30 mil médicos en Ecuador, mientras apenas 16 mil enfermeras. El radio de enfermeras a médicos en Estados Unidos es 10 a 1, en Europa 6 por cada médico; mientras que en Ecuador es apenas 1 enfermera por cada 2 médicos. Evidentemente esa es una de las principales razones por las que no funcionan los centros hospitalarios por nuevos y llenos de equipos que estén, que por cierto no lo están.

Las autoridades prefieren lidiar con ladrillos, cemento y compras de equipos antes que con la gente que hace el sistema de salud.

La molestia en los establecimientos de salud aumenta logrando que la agresividad y mal trato se naturalice contra el personal médico y de enfermería. Los usuarios que han escuchado propaganda incansablemente que muestra que “el país ya cambió”: que ahora existe atención médica inmediata, exámenes de primer mundo y medicinas de todo tipo, se enfrentan a una realidad de esperar semanas o meses para citas, procedimientos de diagnóstico o cirugía y en lugar de recetas recibir papelitos con las medicinas que deben comprar en farmacias privadas. Todo ello desemboca en rabia contra el médico que le atiende, quien a su vez tiene 35 pacientes que ver cada día. Son incontables las historias de reclamos agresivos y maltrato al personal de salud en el país, al punto que parte de los costos de los hospitales, cada vez más se destinan a guardias armados en los establecimientos hospitalarios.

La educación continua de médicos y enfermeras ha ido disminuyendo en esta década en el mundo entero. En Ecuador es aún peor por la falta de programas institucionalizados y el desprecio por las sociedades científicas que en el resto del planeta mantienen la actualización de conocimiento y habilidades de los profesionales de la salud. En nuestro país el médico debe pagar de su bolsillo toda la educación actualizada que recibe. El Ministerio de Salud apoya mínimamente algunos congresos. Su página web es una vergüenza, compárela con la de nuestros vecinos peruanos o colombianos. Revise esa página, no crea que está en la de turismo, esa de la foto de la playa es la que la autoridad hace por su salud. Ni siquiera tiene información, mucho menos cursos gratuitos de educación continua. Tal vez refleja el turismo que han hecho las ineptas autoridades que han dirigido ese ministerio por tantos años, turistas conociendo los parajes exóticos de la ciencia médica y la salud.

(O)