En el momento en que escribo esto, el CNE ha contabilizado el 98,5% de los votos para presidente, los resultados expuestos ubican a Lenín con 39,3% y a Lasso con 28,19%. Juan Pablo Pozo, presidente del Consejo Nacional Electoral, ha indicado en cadena nacional que la tendencia es irreversible, todos los analistas nacionales y extranjeros, hasta el propio Julian Assange desde su camita en la Embajada en Londres, han dicho que de acuerdo con las proyecciones habrá segunda vuelta.

Pero igual no estoy tranquilo. Dudo hasta que sea oficial. He aprendido a desconfiar de todo, de todas, de todos, toditos y toditititos.

Por un lado, desconfío plena y totalmente de este Gobierno con sus verdades a medias, su propaganda manipuladora, su prepotencia, arrogancia y una notoria incapacidad para aceptar errores y menos una derrota.

Por otro lado, el fenómeno de las redes me ha sobrepasado en estas elecciones. Nunca fue más evidente ese mundo líquido que describió Zygmunt Bauman. Cada 10 minutos alguien postea una revelación que mueve el escenario. Empezamos con encuestas, seguimos con resultados de distintos exit polls, aparecieron las denuncias de fraude, los otros también denunciaron su propio fraude. Del interior del CNE alguien explicaba cómo habían cambiado la fórmula para llegar al 40%, un militar anunció que el Consejo de Generales le había quitado el respaldo a Correa, un venezolano le advierte a Jonathan de que estamos fritos porque están aquí las tres rectoras del CNE Venezuela, y así, entre manitos de oración, arengas para defender la libertad y las inútiles cadenas del CNE, vamos avanzando minuto a minuto, en medio de una incertidumbre angustiosa, sin poder reconocer la información verdadera de la errada o de la deliberadamente diseñada para desinformar.

Los grupos de WhatsApp, las redes y los medios han generado una suerte de paranoia y desconfianza frente al proceso y sus actores.

Ante esto, quedan dos acciones: estar afuera del CNE dando la cara y protestando por la libertad y la entrega de resultados finales que sin o con menos fraude nos lleven a una segunda vuelta, y/o apretando el botón de actualización de la página de resultados del CNE cada 30 segundos, esperando no encontrar irregularidades y que llegue ese tan postergado 100% de actas escrutadas, porque hoy todo es sospechoso.

Por lo pronto queda agradecer y apoyar a todos los que desde sus espacios o bajo la lluvia y el sol afuera del CNE no se rinden y siguen haciendo frente en este momento histórico, y reconocer también, entre otros, a Canal Uno y su editorialista Rafael Cuesta por su claridad, frontalidad y valor en el momento que más se necesita a los medios.

En este minuto, antes de enviar el texto, me acaba de llegar por las redes un nuevo mensaje: llaman a funcionarios públicos para que vayan al CNE porque declararán triunfador en primera vuelta a Moreno.

Espero que sea otro mensaje sensacionalista e inexacto.

Igual, me lleva de vuelta a mi paranoia, a mi desconfianza. ¿Y si este es de verdad?

Mando este texto, reviso por última vez los resultados, agarro mis cosas y me voy al CNE. Esto no se acaba. (O)