Los ecuatorianos le dijimos mayoritariamente (61% la oposición vs. 39% el continuismo): ¡basta!, al proyecto totalitario castro-chavista y dictador, instaurado en Carondelet hace más de 10 años de la “década robada”, la “década farreada”, la “década desperdiciada”. Aunque para ellos y sus seguidores se trate de la “década ganada” por la obra pública realizada (con presunto sobreprecio), donde tuvimos dos factores a favor, la dolarización de la economía y altos precios del petróleo, llegando su cotización a promediar los $ 90 el barril.

Debido a estos factores principales y no a los modestos conocimientos de economía de presidente, es que se pudo realizar algún avance en la obra pública. Así, de los $ 275 mil millones administrados en esta década, el 30% corresponde a gasto público de inversión (alrededor de $ 80 mil millones) y el 70% restante, a gasto corriente: sueldos y salarios, gastos varios para el funcionamiento del sector público. De esos $ 80 mil millones se pudo haber ahorrado el 10% ($ 8 mil millones) si hubieran rezado la propaganda oficial de: manos limpias. Ahora, nos aprestamos a una segunda vuelta electoral una vez que ha sido contabilizado el 98,8% del padrón electoral (hasta las 01:30 del miércoles 22 de febrero), y al candidato Lenín Moreno –que va “a la cabeza”– matemáticamente le es imposible llegar al 40% requerido para ganar en primera vuelta. La decisión para el elector será entonces entre el totalitarismo comunista o la democracia capitalista, ¿querer parecerse a Venezuela o querer aproximarse al mundo desarrollado?, ¡he ahí la cuestión!(O)

Pablo Aníbal Zambrano Pontón, economista, Quito