Escribir el día de las elecciones es un desafío… Todos estamos pendientes de los resultados. Vivimos algo así como una telenovela de Agatha Christie con varios capítulos diarios (¡es en versión Netflix!), y el desenlace puede ser tan inesperado como el final de sus libros. Aunque quienes tienen vocación de Sherlock Holmes, famoso por su capacidad de observación y deducción sobre todo si acepta la ayuda del Dr. Watson, pueden aspirar a no ser sorprendidos por los resultados de esta jornada. Y a medida que pasan las horas, como gran parte de la población del país, nos agobia un chuchaqui moral que nos deja extenuados. ¿Cómo hemos llegado a este extremo de engaño, manipulación, corrupción y desfachatez moral?

Mientras tanto, yo tengo mis propios misterios que resolver y aceptar… Y trato de entenderlo a la luz de lo que vivimos porque acaba de sucederme.

Con mi hermana gemela, que falleció en octubre pasado, teníamos una comunicación casi diaria vía mail. Coincidíamos en muchas cosas y discrepábamos bastante en otras. Ella sostenía que yo vivo en un mundo mágico donde lo espiritual está muy presente y la conexión con realidades que no vemos, pero según yo son el entramado de conexiones muy profundas, chocaba con su capacidad de raciocinio y de observación aguda y procaz. Sus comentarios de las diferentes realidades, sobre todo políticas, eran de antología.

Las dos amábamos desde muy pequeñas todo lo relacionado con la astronomía, devorábamos los libros que tenían que ver con el cielo, las constelaciones, lo que se sabía de las galaxias y los ovnis.

Hace poco más de una semana, al revisar mi correo me llega de pronto un mensaje de Gladys Curbelo en la bandeja de entrada… Me quedé perpleja… Veo la fecha, diciembre 2012… no tengo el más mínimo recuerdo de haberlo leído nunca. Y recuerdo muy bien lo que nos escribíamos.

En él me recomendaba ver la película Nostalgia de la luz. Ni hablar que la busqué y la encontré, comencé a verla, me dio tal paz que me quedé dormida, era bastante tarde en la noche. Dormí serenamente feliz. Al día siguiente viajaba a Quito, así que postergué el retomar la película…

Estaba en el trabajo y nuevamente como un flash aparece en la pantalla el mismo correo con la recomendación. Me dispuse a verla con calma y desde el comienzo… He buscado ese correo. Ningún vestigio. Así que la interpretación mía es: Gladys, que está fuera del tiempo, intenta decirme algo a través de esa película…

La película es hermosa, une las observaciones de los astrónomos, de los arqueólogos y de quienes buscan los restos de sus familiares desaparecidos. Todo sucede en el desierto de Atacama. Todos los involucrados en esa película estudian y miran el pasado. Los astrólogos observan estrellas que emitieron la luz que ven hace decenas, cientos, miles, millones de años; los arqueólogos, los trazos de civilizaciones pasadas dejadas en las piedras del árido desierto. Los familiares de chilenos desaparecidos, los vestigios de sus seres amados cuyos huesos les cuentan las atrocidades de la dictadura y sus últimos días. El presente es muy fugaz. Pero el futuro se asienta en ese presente y en el pasado que lo alimenta.

Frente al oscuro e impredecible presente ecuatoriano, nos toca buscar juntos la luz que se encuentra en lo que ocurre y ocurrió.

Y en la acción donde todo confluye y se ordena y se reorienta, porque la historia se escribe para adelante. (O)