Creo que le llamaron “el voto vergonzoso” al de la elección de Abdalá Bucaram Ortiz como presidente de los ecuatorianos. En esa época estuve en una reunión de amigos y resultó que nadie votó por Abdalá; luego en mi casa reflexionaba sobre el tema y me preguntaba cómo ganó. Años después, con Correa pasó algo igual, volví a preguntarme ¿cómo ganó este?

No puedo saber si ahora, y de manera particular en mi ciudad de Guayaquil, pasó lo mismo.

La verdad es que nos cuesta sincerarnos con nosotros mismos, pasa a ser un asunto de conciencia decir por quién voté, si estuve defendiendo mi futuro, el de mi familia, en fin, el de toda mi patria, el Ecuador.(O)

Luis Eduardo Rosero Cruz, ingeniero mecánico, Guayaquil