La contienda cívica que vivimos en las elecciones generales el domingo 19 de febrero de 2017, a los guayaquileños nos ha llenado de expectativas. Era un compromiso con nuestro país, siempre pensando en el futuro del Ecuador. Las urnas del voto, que pensábamos serían de vidrio con seguridad de un candado, eran de cartón. ¡Oh, desagradable sorpresa!, mis papeletas se salían de la caja ya una vez introducidas; viendo que se salían aunque estaban bien dobladas, las saqué para empujar las que estaban antes de la mía y no se salgan. Eso no daba plena seguridad, ni al transportar esas papeletas para el conteo de estas.

Gastaron dinero en cosas banales, ¿no pudieron gastar en urnas de vidrios como las que utilizan los centros comerciales para realizar sorteos, y no cajas de cartón débil? ¡Realmente fue vergonzoso! Pensé que eso solamente sucedía en el recinto localizado en el colegio particular Santo Domingo de Guzmán en Urdesa (de la parroquia Tarqui) donde voté, pero estuve acompañando a familiares en los lugares donde les tocó votar, y eran las mismas cajas que no ofrecían seguridad, ni confianza. Hasta cuándo se hacen colectas públicas en las calles para alguna labor social, las urnas que se utilizan están muy bien selladas para descartar cualquier tipo de duda en cuanto a lo recaudado. Pero en las elecciones, usamos ese sistema atrasado; eso lo mostramos al mundo por los medios de comunicación, las redes sociales, las fotos, etcétera.(O)

Laura Esther Gómez Serrano, Guayaquil