Un sistema político no debe alejarse de sus verdaderas virtudes, el saber que su fundamento está en la libertad y no en la opresión, dar certeza a la gente y no vender ilusiones, propender a la autorrealización de las personas y no generar sociedades frustradas, entregar la posibilidad de trabajo y no caridad. La democracia no es el problema, son quienes supuestamente la fomentan y la protegen los que han hecho que las sociedades se desentiendan de esta y no quieran participar en la vida política de sus países.

Estamos ante una democracia del espectáculo, de esta absorben su sangre ciertos politiqueros, buscan su beneficio y no trabajan por el pueblo. El próximo 19 de febrero iré a las urnas, y como muchos, no porque lo desee, sino porque una ley dice que el voto es obligatorio. Qué pena que eso sea la democracia en nuestro país.(O)

Roberto Carrión Cevallos, Quito