Conversaba con personas conocidas sobre el tema electoral. Era un hecho que había definición sobre los candidatos presidenciales, tras los espacios de debate; había una clara posición de por quién votarían para tal dignidad, pero no era así para con los candidatos a asambleístas. “¿Por quiénes votarán?, ¿en plancha por una lista, o alternando?”, pregunté, a lo que me respondieron: “depende”. ¿De qué? Otro amigo intervino: “depende de qué tan lejos esté de caer en simpatía”, frase que nos causó gracia, y lastimosamente terminó volviéndose una realidad entre mis amigos, que resulta escalofriante.

En la tarde de aquel día, revisando en las redes sociales la publicidad de candidatos, observé cómo se esmeraban por ser cercanos a la gente, a ser simpáticos, respondiendo con altura a las ofensas que recibían. Invitaban a las personas a no hablar, sin conocerlos.

Políticos recorren ciudades, dan discursos, abrazan a las personas, ofrecen, prometen todo, etcétera, para buscar el acercamiento con los electores.

Electores, ¿pueden hablar de candidatos, de partidos, y votar sin saber qué hacen, qué hicieron estos; sin saber quiénes son? Con mucha pena, esto sucede.

Partidos y candidatos, pugnan por curules, y pocos son los que han realizado un trabajo consciente de acercamiento con obras, con propuestas claras con financiamientos, y con conocimientos de sus electores (qué necesitan, quiénes son...) a los que pretenden alcanzar. ¿Cuántos serán los que por los factores que hoy determinan una elección, sea porque están junto a candidatos presidenciales fuertes o porque tienen rostros mediáticos, lleguen al palacio legislativo por democracia?, ¿eso es democracia real o no?

Otro punto más es el voto de los jovencitos, deseo que este año sea el último que los tomen en cuenta en las elecciones, como un número para completar el apoyo necesario a candidatos y partidos. Como joven yo estudié las hojas de vida de todos estos aspirantes, para tener claro a quién voy a escoger, a los que me parecen mejores por méritos y ética verificable y comprobable. (O)

Édgar José Rosero Villacís, 21 años, universitario; Guayaquil