Cada partido político tiene la libertad de ser apoyado por cualquier persona que acepta sus propuestas, según su conveniencia. Cuando se vive en el lugar donde se ve, se escucha y se dice la verdad de las situaciones, cuales fueran estas (económicas, políticas, sociales), es lógica la inclinación por tal persona a quien se le dará el voto. Pero cuando se vive lejos de la patria, es asombroso escuchar la euforia incondicional de electores del exterior, hacia determinado candidato. Volver a cometer el mismo error, solo puede hacerlo quien desconoce del tema.

Cuando su país da cambios positivos en todo, deben retornar a la patria de origen, sería acertado; si de lejos les muestran “maravillas”, los hacen escuchar que existe “porvenir”; ¿cuál es el miedo de regresar?, todo el bienestar que han conseguido afuera podrían también conseguir aquí. No debemos ser conformistas, solo porque no queremos a oponentes, no debemos permitir que nuestros sentidos (vista, oído...) sean engañados. Lo que veamos, escuchemos y nos digan, no lo podemos saber con seguridad sino si estamos cerca de la situación; y aun estando cerca, hay quienes no comprenden la gravedad del asunto. El voto es una respuestay debe ser dada con seguridad y conocimiento. (O)

Héctor Emilio Cevallos Aguilar, Guayaquil