El nuevo paradigma instalado por el gobierno de Trump en Estados Unidos básicamente pone punto final a la globalización, haciendo retornar el péndulo de la historia al punto donde confluyen nacionalismo, populismo y endogamia. El mismo que a lo largo de la historia trajo consigo confrontaciones violentas buscando adecuar visiones locales con un mundo dominado por el interés comercial global. Inglaterra lo conoce mejor que nadie y aplicó esa visión de manera abierta y desembozada en el mundo, saldándolo con piratas de títulos nobiliarios hasta exóticas guerras, como las del opio con esa que ya era imperio en esa época: China. Estos sucesos volverán a sucederse en un mundo sin un liderazgo global que casi siempre concluyó su ausencia en guerras tectónicas que buscaron acomodar intereses y visiones mundiales en conflicto.

Para nuestros países latinoamericanos que buscaron encontrar su lugar en la historia global es indudablemente un tiempo de extraordinarios desafíos. Deberán responder con sinceridad y sin cinismos a la realidad cierta de territorios llenos de retórica nacionalista pero con una gran expulsión de sus hijos hacia el mundo por incapacidad de responder a sus reclamos. México, Ecuador y otros países de América no tendrán ya la válvula de escape a la presión social interna donde era posible ser antiglobales, al tiempo de vivir de las remesas como energía para dinamizar el consumo interno. Se podía ser profundamente antiamericano o antiespañol o antiglobal que era lo mismo, pero vivir de los dólares y euros que eran enviados desde esos países. Ese cinismo bien montado fue funcional por mucho tiempo, ahora ya no.

El espíritu endogámico se extenderá por el mundo preparando el momento de la confrontación. No será sostenible para Estados Unidos por mucho tiempo, porque aunque haya sido un país de inmigrantes, gran parte de su economía ya no es hoy industrial y su vitalidad se basa no solo en lo que compra sino en lo que puede vender al mundo. Si cierra sus puertas también les cerrarán otras. Al recluirse en sus propias fronteras y miedos dará espacio a la emergencia de otros liderazgos mundiales con los que buscará confrontar solo violentamente, ya que el comercio estará en guerra próximamente.

El desarrollo de una nueva economía con fronteras y espacios desconocidos ha dejado a millones sin empleos a lo largo del mundo, incluido Estados Unidos; la “tierra plana” de Thomas Friedman hoy ha vuelto a ser redonda y... con muros. Cada cual atenderá su juego y dentro de él no habrá espacios multilaterales donde sea posible sostener el modelo económico, social y político. Acabarán con los bloques y buscará Estados Unidos negociar en espacios bis a bis donde pueda imponer su voluntad de manera más clara y evidente. Este país nunca se sintió cómodo en espacios de poder compartidos. Lo aceptó a regañadientes porque era el modelo victorioso. Así como Bruselas es el problema, Washington también y luego serán los gobiernos emergentes buscando enemigos internos y externos los que serán incluidos para darle forma al libreto endogámico confrontacional que se perfila.

La endogamia es mala en la naturaleza. Los modos híbridos han sido siempre mejores y han desarrollado las especies. No será raro que pronto en política veamos democracias y libertades empobrecidas o acabadas como consecuencia. (O)

El desarrollo de una nueva economía con fronteras y espacios desconocidos ha dejado a millones sin empleos a lo largo del mundo, incluido Estados Unidos; la “tierra plana” de Thomas Friedman hoy ha vuelto a ser redonda y... con muros. Cada cual atenderá su juego y dentro de él no habrá espacios multilaterales donde sea posible sostener el modelo económico, social y político.