Roberto Betancourt Ruales

Los efectos del Brexit no solo se sienten al interior del Reino Unido y de la Unión Europea (UE) sino a lo largo y ancho del mundo. Por ejemplo, este obliga a replantear la naturaleza y el sentido de la integración latinoamericana por un lado, y por otro, a evaluar la eficacia de las concesiones y obligaciones pactadas en los acuerdos comerciales que fueron negociados y suscritos por los países de la CAN con la Unión Europea cuando ese bloque estaba conformado por 28 países. La salida del Reino Unido tiene gran importancia y sus consecuencias son de tal magnitud que deben ser analizadas teniendo en consideración la nueva situación.

El histórico modelo europeo de integración se encuentra en crisis con notoria polarización entre sus miembros. Ha engendrado, además, burocracias impopulares para los ciudadanos europeos, sean de derecha o de izquierda. Obsérvase desconexión entre ciudadanos, instituciones y el proyecto europeo. El Brexit demuestra que el acuerdo del bloque europeo puede ser reversible.

Cabe prender las alertas para ver si esa situación contribuirá a alimentar la distancia entre aquellos países latinoamericanos que propician diferentes formas de integración (Alianza del Pacífico) y los que valoran otros espacios de integración y cooperación, como por ejemplo, el Mercado Común del Sur (Mercosur) o la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). El reciente ejemplo europeo profundiza la fragmentación y/o la desintegración en los esquemas de integración de Latinoamérica.

La llegada de Donald Trump a Washington cambia la estrategia internacional de Estados Unidos. Como potencia hegemónica ha suscrito numerosos tratados de libre comercio, de grandes dimensiones, no solo a nivel bilateral sino regional. Así, hace pocos meses, concretó el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), estableciendo el área de libre comercio más grande del mundo que incluye a Colombia, Chile, México y Perú, que son países miembros de la Alianza del Pacífico. Hoy el TPP no va más para Estados Unidos. China asumirá ese vacío.

Los estadounidenses negociaban la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) con los de la Unión Europea (UE-28). Esos acuerdos enfrentan opositores fuertes y Trump ha confirmado que se les sumará. Cabe preguntarse cómo afecta el Brexit y la posición de Tump al TTIP. En todo caso, esos megainstrumentos corresponden a iniciativas que en la Organización Mundial de Comercio (OMC) no habían avanzado.

El TPP y el TTIP representan riesgos y retos para los objetivos de desarrollo de los países de Latinoamérica.

La concreción del TPP y TTIP al parecer se orientaban a consolidar las aspiraciones de Estados Unidos de ejercitar la administración del sistema como centro gravitacional entre el Atlántico y el Pacífico. En todo caso, el TPP y el TTIP representan riesgos y retos para los objetivos de desarrollo de los países de Latinoamérica, y son herramientas que alterarán profundamente la estructura del comercio mundial, la configuración del sistema, así como la capacidad futura de inserción internacional de las economías en desarrollo, como la del Ecuador.

El Reino Unido gestionará su salida de la UE en una larga negociación de dos años o más, lo cual contribuye a crear más incertidumbre. Su retiro debe ser negociado bajo los parámetros establecidos en el artículo 50 del Tratado de Lisboa de la UE. La Unión Europea pierde la segunda economía más grande del bloque.

El Brexit no termina en el Reino Unido. Los ultraderechistas y euroescépticos holandeses y franceses han pedido referendos para salir de la Unión Europea. Igual cosa puede suceder en países del centro y del este (Hungría, Dinamarca o la República Checa). Por ello, la Unión Europea se preocupa.

Los acuerdos comerciales de los países latinoamericanos con la Unión Europea son instrumentos de inserción comercial. Entre ellos está el de los tres países de la CAN (Colombia, Ecuador y Perú) con la Unión Europea.

La legislación comunitaria dejará de aplicarse en el Reino Unido a partir de la entrada en vigor del “acuerdo de retirada” o, en su defecto, dos años después de la notificación de la misma. Por tal motivo conviene ejercitar un análisis de las consecuencias de esa situación sobre los intereses comerciales del Ecuador. Pregunto: ¿habrá una negociación entre Ecuador y el Reino Unido? (O)