El Dr. Carlos López está preso por haber tratado de salvar a una ciudadana francesa baleada hace siete años. Lo condenan según un artículo de ley que dice que debe ir a la cárcel quien no atienda al paciente en estado de emergencia. El Dr. López inició el tratamiento de Charlotte apenas 6 minutos después de contestar la llamada de la clínica, la atendió por más de 5 horas. Hoy está preso porque la sentencia dice que no la atendió según la interpretación tan elástica como ignorante de abogados acusadores y jueces. Es inverosímil, pero es cierto. Hoy está preso un médico íntegro que es inocente de la vileza que se lo acusa y que por ello prefiere enrostrar con su dignidad el sistema corrupto que nos rige antes que aceptar la culpabilidad de algo que desde joven ha combatido: poner precio a la vida, poner precio a la libertad. Ya quisiéramos que esos abogados, fiscales, jueces y presidentes de los poderes que intervinieron en esta infamia tuvieran esa ética. Muy por el contrario, su servidumbre ante lo foráneo, sus intereses económicos y políticos son los que rigen sus espurias actividades con penosa injerencia en nuestras vidas.

La falacia de un sistema judicial limpio apenas se puede ver en los edificios que construyeron con el dinero estatal los que con orgullo anunciaron meter las manos en la justicia. Hombres que permitieron que un inocente esté en la cárcel tienen poco de virtuosos y mucho de cómplices. Un día serán castigados.

Al oír sobre el caso, muchos dudan de que sea cierto. Es increíble que el padre de Charlotte acuse al médico que intentó salvarla. ¿Por qué lo hace? Puede haber muchas explicaciones que van desde la mala información de gente que no estuvo en la sala de emergencias hasta el afán de lucro de más de un acusador. También su declaración de hacer historia y cambiar la medicina del país al que su hija amó. Juzgue usted qué ha cambiado desde ese día.

Un buen samaritano pidió auxilio para la joven al 911 y a los bomberos. Solo acudieron los últimos luego de 50 minutos. En lugar de llevarla al Hospital Militar que está a 2 minutos, intentaron ir al Hospital Eugenio Espejo (el más grande del país) a 5 minutos, pero le negó la atención. Llegan 15 minutos más tarde a la clínica particular. Para entonces la primera hora o “dorada” de trauma con la pequeña posibilidad de salvarla se había perdido. ¿Por qué no resolvió el traslado en segundos el 911? Hasta hoy el país no tiene una articulación con certificación de las salas de emergencia, para que los heridos lleguen prontamente al hospital listo en personal para tratarlo. ¿Por qué no demandaron por falta de atención al 911, a las ambulancias que no llegaron, al hospital público que negó la atención? ¿Con Carlos López condenado algo de esto ha mejorado?

Parte de la perversión de cada paso del juicio del caso Mazoyer lo pueden leer en http://www.planv.com.ec/historias/sociedad/esto-justicia del Dr. Juan Pablo Albán. Antes reflexione sobre ¿qué hizo Carlos para merecer esto? ¿Qué intereses escoltan esta injusticia?

Muchos estudiantes de Medicina y leyes junto con pacientes, abogados y médicos protestaremos hasta que sea liberado, vigilaremos el resarcir de sus derechos vulnerados y apoyaremos a la familia de un justo que fue condenado por hacer lo correcto.

(O)