El Jardín Botánico de Salinas –ubicado entre la parroquia José Luis Tamayo (Muey) y la ciudadela Puerta del Sol, etapa Arcoíris, en el cantón Salinas, provincia de Santa Elena–, era un purificador del medio ambiente. La naturaleza pide a gritos sembrar más árboles, destruirlos por una invasión, es algo inaudito.

Inútiles fueron las reuniones entre habitantes de Muey y de la ciudadela Puerta del Sol en Salinas, pidiendo a las autoridades a través de los medios de comunicación, presentarse en los terrenos para que paren la invasión. Ninguna autoridad llegó. La Alcaldía de Salinas escuchando el pedido de recuperar el Jardín Botánico, convocó a funcionarios del BEV; dijeron que ya había solares para reubicar de manera gratuita y organizada a las familias que invadieron, y llevarlas a los sectores Caída del sol y Nicolás Lapentti, que eran seguros, y con la entrega de lotes iniciarían la negociación entre la Gobernación y el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) para que las familias después de ser reubicadas puedan acceder a una casa del Miduvi, antes de cumplimientos de requisitos. Esto fue publicado en noticia del diario Super, edición del viernes 24 de agosto del año 2012. Un periodista del Diario EL UNIVERSO visitó el sector, escribió de la recuperación del Jardín Botánico dando detalles, como ha venido haciendo en más artículos. Teníamos la esperanza de que siguiendo lo que indica el presidente Correa, no más invasiones, no más personas en situación de riesgo, familias hacinadas en casas de cañas no es saludable, no hay superación...; darían una solución.

Concurrimos al Municipio de Salinas a conocer a la actual autoridad recién posesionada, y nos dijeron que ya el presidente, en acuerdo ministerial, había decidido dejar a los invasores. Sorprende, ¿las promesas de no más familias en situaciones de riesgo, en qué quedaron? ¿Qué pasó con lo ofrecido por el exalcalde Borbor, por qué se paró eso? Los dueños de casas de la ciudadela Puerta del Sol, que está cerca del Jardín Botánico, pusimos todas nuestras esperanzas a futuro de tener un lugar dónde retirarnos a descansar, por el buen clima de la península de Santa Elena; de tener calles asfaltadas, una prueba de esto es la que colinda con la invasión, al resto de calles le fueron a tirar un material arcilloso mezclado con arena de mar que se hace un polvo amarillo y al pasar los vehículos se levanta, y si llueve, el terreno se convierte en charcos de agua. ¿A quién clamamos?, ¿viviremos en estas condiciones habiendo obtenido terrenos y construido nuestras casas en forma legal, pagando impuestos municipales por años que desde el 2016 subieron de valor, para hacer “mejoras”? Las invasiones no son legales, peor sacar árboles de un jardín botánico; en cualquier país del mundo estas situaciones no sucederían, de antemano sabrían que tendrían sanciones muy fuertes.(O)

Laura Gómez Serrano, Salinas, Santa Elena