Como al parecer nos hemos acostumbrado a esto, una vez más debe ocurrir una tragedia para que tratemos de “buscar soluciones”.

Hoy, nuevamente aparecen los que se rasgan las vestiduras después de haber tomado medidas absurdas, como eliminar los cursos de manejo “para no regalar el dinero a empresas privadas”, diciendo que los accidentes de tránsito se deben a la impericia de los conductores. Si bien es cierto que el hecho de realizar un curso de manejo no garantiza que no ocurrirán accidentes de tránsito, por lo menos se logrará que disminuyan. Un complemento de estos cursos debería ser que los espacios en los medios de comunicación asignados al Gobierno, en lugar de promocionar a funcionarios de turno, se destinen a campañas de concienciación para que los conductores respeten las leyes de tránsito. Hablo por experiencia, tengo discapacidad física, conduzco un vehículo adaptado y cuando viajo por alguna carretera tomo previsiones yendo por el carril de baja velocidad, y aparecen conductores a velocidades superiores pitándome para querer obligarme a subir la velocidad; o aquellos que rebasan sin poner la direccional, ¿si ocurriera un accidente podríamos hablar de impericia? Otro factor que contribuye a los accidentes es que las autoridades no ejecutan las sanciones que se imponen a los conductores que provocan accidentes, como en casos donde las víctimas pierden hasta sus piernas, o casos provocados por choferes “profesionales” y las autoridades nunca identifican y capturan a los responsables, a pesar de que las operadoras de transporte están obligadas a proporcionar información de sus choferes; y resulta que a la hora de un accidente nadie tiene la información. Es hora de que las autoridades, como quienes conducimos un vehículo, nos volvamos más responsables para disminuir los accidentes de tránsito.(O)

Luis Vizuete Santos, ingeniero comercial, Guayaquil