La corrupción es el mal grave que aqueja a toda la humanidad. Debemos entenderlo como comportamiento global en la vida de los seres, empieza en el hogar, sigue en la escuela, colegio, universidad y continúa en la gran carrera que se ha adquirido.

Vemos que la corrupción está en todos los países, existen casos de escándalos que perjudican a las sociedades. Cuando nacemos y vamos creciendo, nuestros padres nos inculcan el respeto a lo ajeno, a lo que no es nuestro. El niño que ve la buena conducta de los mayores, se siente seguro, honrado, aún más por el ejemplo que le dan los padres. Pero no se puede pedir que den valores a los hijos, si roban en la tienda de abasto, roban el tiempo que es para trabajo y no para el ocio, etcétera; entonces no se puede pedir al niño (será el joven y el adulto del futuro) que sea honesto.

El niño que escucha en la casa mentiras a diario, adquiere esa “experiencia”, va a clases y roba el tiempo en el que debe estudiar, miente que estudió al copiar en un examen, y puede llegar a ostentar un título de bachiller con falta de honradez.

Cuántos con títulos bajo el brazo que no tienen mística y fe en sus profesiones, se prestan para cometer el mayor número de delitos en sus actividades? ¿Qué podemos decir de pueblos donde roban en trabajos..., donde señoras, señores aparentemente honestos se dedican a tráficos de influencias, de dineros, ostentan sus poderíos..? Parecería que la corrupción nunca acabará.(O)

Gilberto Crespo Crespo,
Licenciado; Nueva York, EE.UU.