Los candidatos explican lo que cada uno haría, una vez en el poder. No pueden esperarse detalles. Pero sí su visión del país que reciben y los grandes lineamientos de su gestión.

En materia económica hay posiciones de lo más diversas. Quizá tengo puestas anteojeras, ya que percibo algunos problemas adelante, que no todos los candidatos ven, cuento con los dedos de la mano las posibles acciones a tomarse, y me sobran los dedos.

Uno de ellos es el gasto público. El Gobierno emitió bonos en el mercado internacional por $ 750 millones hace un mes; ya se le esfumó la plata, y colocó esta semana $ 1.000 millones más. Eso es hartísimo dinero.

Comparemos: se firmó el contrato para la explotación de Fruta del Norte, una mina de oro de importancia mundial. El cálculo es que durante la vida útil de la mina, sumando regalías, impuesto a la renta, ISD, y todos los impuestos, la mina generará $ 982 millones al Estado. La mina generará en total impuestos equivalentes al crédito que contrata el Gobierno para completar su presupuesto del mes.

Los ingresos mineros de trece años no pagan ni el desayuno de un mes de la administración pública.

Hay candidatos que piensan que nos podemos seguir endeudando a ese ritmo. No veo cómo. Los del Gobierno sostienen que invierten el dinero en obras que generan ingresos para pagar el crédito. Llevamos diez años en ese plan y no hay repunte de exportaciones. Como los créditos son externos, hay que pagarlos con renta que proviene de ventas externas. Pagarla subiendo los impuestos significa que el Gobierno saca dinero de la economía y lo exporta.

Gran parte de la inversión es en hidroeléctricas que, se sostiene, le generan rentas al Gobierno vía el ahorro en el consumo de combustibles. Es cierto, pero ¿cuánto?

Calculemos a mano alzada. En el segundo semestre ya estaban generando la mayor parte de las centrales hidroeléctricas contratadas por el Gobierno, y bajó el consumo de combustibles en unos 6,4 millones de barriles anuales. Eso viene a dar unos 360 millones de dólares anuales de ahorro: solo alcanza para pagar los intereses de los bonos colocados en los últimos seis meses.

Hay que bajar el déficit fiscal para no seguir endeudándonos tan agresivamente. No veo alternativa. El déficit se baja reduciendo gastos o aumentando ingresos. Lo primero requeriría revertir el exagerado crecimiento de la burocracia. Lo segundo, subir impuestos y reducir subsidios. El ajuste tiene que venir por algún lado.

Puede sostenerse que hay otra variable: el tiempo. Nos podemos seguir endeudando en el corto plazo, si hacemos crecer la economía, que genere empleo, exportaciones, y en fin, suficientes ingresos fiscales para cubrir las necesidades del obeso Estado. Correcto, pero la economía se está contrayendo. Lo que impide que la contracción sea más severa es el gasto público sustentado por el agresivo endeudamiento externo. Para que la economía se reactive se requiere que haya más inversión privada. Pero el Gobierno ha creado un entorno hostil al capital privado.

Conclusión: decisiones duras para el próximo Gobierno. Lo que no tiene sustento es decir que podemos seguir endeudándonos y seguir campantes. (O)