Quiero caminar el camino de cientos, de miles de mujeres que fueron semilla, humus, arado y fruto. Mujeres que fueron montaña, roca, jungla y arena. Quiero seguir el vuelo de la mujer gaviota, la que no admite jaula ni mordaza, ser la mujer que enseña, la que porta la historia a cuestas, la que porta la humanidad a cuestas...

Quiero ser la mujer paciente, la que sabe esperar, la que teje y desteje y vuelve a tejer, ser la mujer resiliente, la mujer fortaleza. Quiero ser la que inventó el amanecer y la rosa, la raíz de todo lo que nace sobre la tierra, aquella que tiene conexión con la naturaleza y los elementos, ser el espíritu del agua, del fuego y del viento. Quiero cobijarme bajo la sombra de fe de aquellas que hicieron del ámbito planetario un mejor espacio para vivir, luchar, crear y morir. Quiero pisar la tierra de las mujeres que no tuvieron miedo de soñar una y otra vez. Quiero ser maestra y aprendiz, creadora y audaz, rebelde y pionera…

Y quisiera ser como ustedes, mujeres admirables de mi país, que han sido forjadoras de la buena nueva, imagen de temple, perseverancia y trabajo.

Ustedes han construido su casa sobre la roca de la fe y saben que solo se pertenecen a sí mismas, que nada puede interponerse en el camino de lo que se propongan, que nada puede impedir que alcancen aquello que aspiran. Ustedes, mujeres intuitivas, con su inspiración, emprendimiento y denuedo, hacen posible que otras también tengan derecho a soñar y son quienes, con su trayectoria, portan la antorcha para impedir las injusticias contra la mujer, quizás teniendo presente el pensamiento que poetizó bellamente Maya Angelou en su mítico texto “De las barracas de la vergüenza de la historia, me levanto / desde el pasado enraizado en el dolor, me levanto… naturalmente, me levanto”

Y algún día, así se tendrán que levantar las mujeres de Alepo, de la larga noche de horror y llanto, que hoy soportan ante la mirada indiferente de los humanos y así tendrán que levantarse los miles de mujeres abusadas física, sexual y psicológicamente, ante un mundo ciego e injusto. Y tendrán que levantarse aquellas que en diferentes lugares del planeta aún son mujeres objeto, aún son desvalorizadas y marginadas. De esas barracas de vergüenza de la historia tendrán que levantarse y nos corresponde a todas lograr que así sea…

Por ello es que revista Hogar cada año rinde homenaje a la mujer, a esta mujer luz que nos guía y nos inspira, a la mujer sanadora, la que perdió el miedo de danzar con los lobos y de tomar el destino entre sus manos. A ustedes, esta revista de cinco décadas les dice gracias por la lucha, el triunfo y la esperanza, les dice gracias por levantarse una y otra vez, sin importar la fatiga, por eso ustedes son el camino que nos corresponde seguir…

Nuestras felicitaciones emocionadas a todas y cada una de las mujeres del año 2016… que ustedes sean la luz para todas las mujeres del mundo. (O)

De las barracas de la vergüenza de la historia, me levanto / desde el pasado enraizado en el dolor, me levanto… naturalmente, me levanto”.

Discurso de la fundadora de Revista Hogar (*) en la ceremonia de homenaje a la Mujer del Año.