Stasi es el acrónimo del Ministerio para la Seguridad del Estado que funcionaba en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA). Fue creada el 8 de febrero de 1950 y era un sistema que los comunistas tenían para la “vigilancia total”; reconocido como uno de los servicios de inteligencia y espionaje más efectivos de la historia, tuvo 91 mil espías a su servicio y 300 mil informantes civiles, es decir, uno de cada 50 alemanes colaboraba con esta policía siniestra.

La Stasi contaba con todo lo necesario para vigilar el movimiento de quienes se sospechaba no simpatizaban con el régimen comunista, se pinchaban teléfonos, se llenaban de micrófonos las oficinas o casas de los sospechosos. Tenía sus propios centros de detención y tortura, campos de aislamiento e incluso lugares de ejecución.

En Venezuela, Hugo Chávez para controlar a sus adversarios creó una poderosa red de informantes para delatar a sus opositores desde los Comités para la Defensa de la Revolución, las milicias populares y un servicio de inteligencia que estaba bajo su control y mando. Se conoce que Chávez dispuso que todo el personal militar debía “notificar de inmediato” a sus superiores o a funcionarios de inteligencia sobre todo a aquellos que cuestionaren al régimen.

Ahora, Nicolás Maduro, acosado por la tragedia que vive el pueblo venezolano por su incapacidad y corrupción, ordenó la creación de un sistema de inteligencia “estratégico, preventivo y popular”, para supuestamente neutralizar amenazas y ataques de sus opositores y disidentes.

Maduro dispuso que la organización, que sería la Stasi venezolana, esté a cargo de las FF. AA. y que se activen las organizaciones represivas que maneja: “...debemos fortalecer la capacidad de inteligencia y aquí quien más sabe de todo es el pueblo, busquemos a los consejos comunales, el Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) y los congresos de la Patria”.

La llamada “Inteligencia popular”, que debe estar operativa en el 2017, deberá nutrirse de los 870 mil miembros de las milicias populares; todo esto, supuestamente, para la “defensa de la nación”.

En nuestro país, no olvidemos que en la Asamblea reposa el proyecto de Ley del “Código Orgánico de Entidades de Seguridad Ciudadana”, en el Libro III, se crea el llamado Servicio de Protección Público (SPP); esta entidad pública se constituye como una unidad civil armada, paralela a la Policía y a las FF. AA., dirigida por el presidente de la República y bajo la dependencia del Ministerio del Interior; el artículo 168 de dicho proyecto dice: “Naturaleza.- Es una entidad pública, especializada, jerarquizada, civil, armada dependiente del Ministerio del Interior, con el propósito de brindar una cobertura de seguridad integral a las autoridades, funcionarios o funcionarias, dignidades ecuatorianas o extranjeras y personas relevantes que se encuentran en el Ecuador”.

De aprobarse la creación del SPP, a más de la Senain que ya disponemos, correríamos el peligro de vivir bajo el esquema de un Estado policiaco e inquisitorial donde el Gobierno mantendría un estricto control sobre la sociedad, mediante una organización civil secreta armada y un gran despliegue de mecanismos de vigilancia al puro estilo de la desaparecida Stasi alemana. (O)