La reacción de los mercados financieros a la elección de Trump no se hizo esperar. Como nos temíamos (columna de noviembre 13), las nuevas tendencias nos son en su conjunto desfavorables.

Trump propone dinamizar la economía de EE. UU. vía la fuerte inversión pública para modernizar la decaída infraestructura estadounidense. Los mercados prevén que el mayor gasto público traerá mayor dinamismo a la economía, que ya está en franca recuperación: creció 3,5% anualizado en el tercer trimestre.

Si bien es positivo que se invierta en infraestructura, debió hacerse antes, cuando la economía estaba deprimida. Ahora será una inversión procíclica: se corre el riesgo de que la demanda crezca tanto que se acelere la inflación. Al Fed, el banco central de EE. UU., le preocupa la inflación y en diciembre 15 elevó la tasa de interés y anunció tres alzas adicionales en 2017. Si la inflación repunta, el alza de tasas será más pronunciada.

La mayor tasa de interés en EE. UU. significa que cualquier nuevo endeudamiento externo será más caro. Los bonos pagan un interés que suma la tasa básica de EE. UU. más el riesgo país. Ahora el primer factor sube.

El mayor rendimiento de los papeles en EE. UU. atrae a los capitales mundiales, y el movimiento de dinero hacia EE. UU. hace que se fortalezca el dólar. El día de las elecciones de EE. UU., enero 8, se requería USD1,10 para comprar un euro. El 22 de diciembre, solo USD1,04. Ese movimiento de 6% es fortísimo. En relación con el euro, el dólar está en su nivel más fuerte en catorce años.

No solo el euro. También otras monedas, entre esas el peso colombiano y el sol. Tomando como base diciembre 2006, el último mes antes del Gobierno actual, los precios en dólares de Colombia han bajado 8% en relación con los de EE. UU., mientras que los ecuatorianos han aumentado 24%, que es la diferencia de la inflación acumulada, ya que compartimos moneda. Frente a Colombia durante el actual Gobierno, nos hemos encarecido 34%, sobre todo por nuestro aumento de precios, no tanto por la depreciación del peso. En relación con Perú nos encarecimos 13%.

De ahí el atractivo de Ipiales y Huaquillas para las compras de Navidad, y en el caso de Quito, por la cercanía a la frontera, incluso compras de supermercado.

Así como nuestro encarecimiento en relación con Colombia se evidencia con la congestión vehicular en la frontera norte, los productos colombianos desplazan a los ecuatorianos tanto allá como acá. Nos afecta como productores, aunque nos beneficia como consumidores.

Con Colombia competimos en los mercados internacionales, sobre todo en flores y banano. Es buena nueva que nuestra adhesión al acuerdo de Colombia y Perú con la Unión Europea entre en vigencia de manera inmediata, pues antes además de la desventaja por nuestro encarecimiento, nuestros productos pagaban mayor arancel.

Otra lección para el próximo gobierno: no se debe subordinar al Banco Central y la política monetaria a otros objetivos. El descuido del Gobierno en cuanto al efecto inflacionario de sus políticas nos pasa factura. Va a ser muy duro superarlo.

Por hoy despreocupémonos y festejemos la Navidad. (O)