“You better watch out/ you better not cry/ better not pout/ I’m telling you why/ Santa Claus is coming to town”. Si a un personaje deberían estar cantando los candidatos de oposición a plena voz, con alegría y reconocimiento, con la certeza existencial de que sí existe despojándose de cualquier duda al respecto, es a Santa Claus, quien les ha dado la oportunidad única de recibir en los días previos a la Navidad una oportuna y generosa colección de regalos y revelaciones que, de ser bien utilizados, deberían conseguir que el árbol de Navidad del 2017 se tiña de cualquier color, menos del verde tradicional.

¿A qué me estoy refiriendo?, muy sencillo, a que en pocas ocasiones y circunstancias se han repartido, sin menor esfuerzo, tantas herramientas útiles a pocos días del inicio de la campaña electoral. Es como si los candidatos opositores se hubiesen puesto de acuerdo en escribir una carta a Santa Claus, “Santa, por favor, nos hemos portado bien, hemos sido obedientes, hemos cumplido con nuestras tareas, lo único que te pedimos es que nos ayudes con esto que parece tan difícil”, y de repente aparece el benefactor Noel con su saco a cuestas lleno de regalos variados, desde un juego de Monopolio con la novedad de que ahora quien vende las propiedades es el que pierde, pasando por una muñeca del Exorcista que vocifera e insulta, carritos y tanquetas policiales y militares entrando a una selva, y para rematar una alcancía llena de billetes y que tiene en el hocico (la alcancía es un chanchito) pintada la letra O.

Ante tanta generosidad, no deberían dudar los felices candidatos de seguir cantando: “He’s making a list/ and checking it twice/ Gonna find out Who’s naughty and nice/ Santa Claus is coming to town”, mientras abren los regalos, los inspeccionan, leen el manual de instrucciones, y empiezan a disfrutar y alardear de quién utiliza de mejor forma los regalos recibidos, el Monopolio, la muñeca del Exorcista, los carritos y la alcancía. Aquí viene el problema: es que si los regalos no son utilizados de forma creativa o si no se aprende a usarlos correctamente, se corre el riesgo de que sirvan finalmente solo para el aburrimiento y la distracción, malgastando de esa manera el noble y cariñoso esfuerzo de Santa Claus.

Los contrarios ya están diciendo que Santa Claus tiene una agenda oculta, que los regalos son falsificados y que en el fondo Santa Claus es solo un agente más del imperialismo. Aaaah, eso es, pero no importa. “O! you better watch out!/ you better not cry/ better not put/ I’m telling you why/Santa Claus is coming to town/ Santa Claus is coming to town”. Cuentan que los renos andan lentos, que más regalos faltan por entregar. Larga vida a Santa Claus. (O)

Aquí viene el problema: es que si los regalos no son utilizados de forma creativa o si no se aprende a usarlos correctamente, se corre el riesgo de que sirvan finalmente solo para el aburrimiento y la distracción, malgastando de esa manera el noble y cariñoso esfuerzo de Santa Claus.