Uno de los debates que han aflorado en las últimas elecciones, incluyendo el actual periodo electoral, recae sobre la preparación y experiencia de ciertos aspirantes a la Asamblea. No es nuevo en ninguna parte del mundo, que participen personas a las cuales se las estima, de manera anticipada y prejuiciosa, sin capacidad para gobernar o hacer leyes en beneficio de sus mandantes.

El ejemplo más reciente a nivel mundial es, sin lugar a duda, Donald Trump. Este candidato fue y sigue siendo fuertemente criticado por falta de preparación, experiencia e ineptitud para gobernar a los Estados Unidos. Lo cierto es que Trump fue a la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania y ha sido electo presidente.

En nuestro país, la candidatura que posiblemente llama más la atención es la del payaso Tiko Tiko. La razón de ello es sencilla: casi todos los ecuatorianos conocemos que este querido payaso ha dedicado su vida a cantar, animar y alegrar a niños en fiestas y programas infantiles. No obstante, se ha reconocido que tiene un diplomado de la Universidad Complutense de Madrid.

Leí la noticia. Empezaron a circular en redes sociales videos e imágenes sobre su candidatura y me pregunté: ¿Seríamos el primer país donde un payaso llega al órgano legislativo? ¿Cómo podría aportar, con las experiencias de su trabajo diario, en la creación de leyes?

Rápidamente pude encontrar que, en el año 2010 en Brasil, el payaso Tiririca fue candidato y ganó como el diputado más votado del país. Entre sus interesantes frases de campaña, repetía: “¿Qué hace un diputado federal? En realidad, no lo sé. Pero vótame, que yo te lo cuento”. Lo más insólito es que en el 2014 fue reelecto.

Si ha sido reelecto creeríamos que es un gran diputado, pero no es así. Según El Confidencial, en sus primeros cinco años de actividad parlamentaria no se pronunció jamás en el plenario sobre absolutamente ningún tema. Lo llamativo de su actividad ha sido que presentó 6 proyectos de ley dirigidos a la actividad de los circos, además de haber asistido a todas las sesiones del Parlamento. Es claro que el pueblo brasileño lo ha votado por otras razones ajenas a su trabajo legislativo.

Sin embargo, la experiencia del payaso Tiririca no contesta mi segunda interrogante ni debe vincular al futuro electoral y/o legislativo de Tiko Tiko ni de ningún otro candidato. En primer lugar, porque no se puede asegurar que la participación de los candidatos en duda y sospecha (por sus actividades pasadas) será mala para la Asamblea y, en segundo lugar, porque tampoco se podría afirmar que solo personas preparadas profesionalmente (en áreas que guarden relación con la actividad pública) tendrían éxito en cualquier función del Estado.

Considero oportuno que antes de decidir nuestro voto o simplemente para conversar con nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo sobre estas elecciones, es importante recordar el trabajo legislativo de cantantes, deportistas, actores y animadores que han ocupado una curul en el antiguo Congreso y en la actual Asamblea. Además, pensemos en las leyes o acuerdos que nos hayan beneficiado en los últimos 20 años, en cualquier medida, e identifiquemos si estos han sido impulsados por estos legisladores.

Cada uno tendrá sus propias conclusiones, y lo importante será que las divulguen e introduzcan al debate político del cual todos somos parte. De esta manera podremos transmitir el mensaje a los partidos políticos y, especialmente, a todos los ecuatorianos sobre si la participación de estos candidatos es buena o mala para nuestra sociedad. (O)