A menos de un año después de haber adoptado el Acuerdo de París en la COP21; justo tres días antes que inicie la COP22 en Marrakech -donde se espera que sea la reunión de acción y aplicación del Acuerdo de París- y cinco días antes que Trump haya sido elegido presidente de los Estados Unidos de América, entró en vigor, el 4 de noviembre, el primer acuerdo mundial para combatir el cambio climático. En el cual, los países estipulan reducir las emisiones de efecto invernadero lo suficiente como para que el aumento medio global de temperatura no sobrepase los 2 grados centígrados.

La entrada en vigor de este acuerdo fue considerada rápida, histórica y como un claro compromiso político que demuestra que la mayor parte de los países del mundo desean tomar acciones para mitigar o contrarrestar el cambio climático.

Aún así el Acuerdo de París ya está en peligro de ser violado. Uno de esos ejemplos es el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Quien amenazó en varios de sus mítines con retirar todos los fondos de su país para las

Naciones Unidas, que tengan que ver con el cambio climático. Si Trump cumple con esta amenaza y decide salirse del pacto, tendrá que esperar tres años para denunciarlo, según lo establece el artículo 28 del Acuerdo de París. Entonces, Trump no puede acabar con el pacto de París, pero sí afectarlo. Durante los próximos cuatro años se deben desarrollar los reglamentos para aplicar el acuerdo. Si esos reglamentos no son suficientemente fuertes, el acuerdo fracasará.

Para que entrara en vigor, el Acuerdo de París necesitaba ser ratificado por 55 países que en conjunto produjeran al menos el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Hasta ahora 103 países, que representan el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, firmaron dicho acuerdo y lo han ratificado, incluyendo a Estados Unidos y China. Estos dos últimos de manera conjunta representan el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

Los climatólogos consideran que para conseguir limitar el cambio climático por debajo de 2 grados centígrados, las emisiones de gases de efecto invernadero deben dejar de aumentar y luego reducirse entre un 40 y 70% entre el año 2010 y 2050. Esto demandaría un giro radical y a gran escala para una sociedad mundial que ha estado acostumbrada a funcionar en base a y a consumir productos provenientes de combustibles fósiles, y que ahora tendrá que utilizar energías renovables. Una sociedad que, además, deberá adquirir nuevos conocimientos y habilidades para que sepa como adaptarse al cambio climático, especialmente en los países en vías en desarrollo –incluyendo a Ecuador- donde su capacidad de resiliencia es baja. Los esfuerzos para adaptarse exigirán enormes sumas de dinero. Por esto, como parte del Acuerdo de París, los países desarrollados también se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares anuales hasta el año 2020, para apoyar a los países en desarrollo.

Si Estados Unidos de América, el segundo país del mundo que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, sale del Acuerdo de París se repetiría el fiasco del Protocolo de Kioto, que no ha logrado detener el calentamiento global. No vivo en USA pero la victoria de Trump me importa.