El triunfo del candidato republicano Donald Trump, a juzgar por su discurso de campaña, supondrá cambios importantes en la política interna y externa de su país. Aunque sus primeras palabras como presidente electo fueron conciliadoras, si convierte en acciones de gobierno lo que antes fue solo un discurso, habrá cambios en lo relacionado con el respeto a los derechos humanos, con la política económica y con la forma de concebir el papel de los Estados Unidos en las relaciones internacionales, que bien podrían significar un serio remezón a lo que se vive hoy.

Para muchos analistas la votación de Trump no fue una sorpresa, piensan que se dio porque su discurso era lo que muchos americanos hubieran querido decir y que, además, tanto las palabras como las acciones del entonces candidato mostraban una ruptura con lo establecido, lo que resultaba atractivo para quienes deseaban un cambio.

Lo cierto es que en los Estados Unidos hay un nuevo presidente, en cuyas manos están no solo los próximos años de su país, sino también las relaciones con América Latina y con pueblos de otros continentes. El mundo espera que la solidez democrática del país le permita afrontar con serenidad los cambios venideros. (O)