Cómo sería de maravilloso ver a la Perla del Pacífico engalanada con una pintura blanca, delineando todas sus calles.

Cómo agradecería esta bella “princesa del sur”, maquillarse con esa pintura, demarcando sus carriles a lo largo de sus vías, ayudando también para lucir esplendorosa con otra pintura necesaria, amarilla para resplandecer los bordes de las calles que son muchas y bonitas, pero les falta ese maquillaje necesario para verse radiante. El maquillaje siempre es necesario para una mejor presentación, y porqué no decirlo, es necesario mantenerlo en perfectas condiciones; porque de lo contrario en lugar de mejorar, desmerece. También recibiría feliz esta Perla (Guayaquil) que la engalanaran en las intersecciones de las calles y de los puentes, con luces reflectivas debidamente incrustadas en el pavimento que son guías inequívocas para todos los usuarios de las vías. Cómo agradecerían sus habitantes al transitar en las noches, y guiarse con el maquillaje de líneas fluorescentes, y no tratar de adivinar el borde invisible de parterres, veredas, carriles, bordillos; y no tener accidentes incontables, prevenirlos teniendo esa señal adecuada. Cómo agradecerían los turistas que llegan de otras ciudades del Ecuador y los extranjeros que no saben de los diferentes obstáculos con los que se encuentra cuando uno va manejando. Qué maquillaje tan necesario necesita esta Perla llamada Guayaquil; qué engalanada quiero verla.(O)

Luisa Riofrío Álvarez, ingeniera química, Guayaquil