Los seres humanos usualmente quedamos condicionados por lo que decimos o hacemos, aun cuando aquello haya resultado de un prejuicio, un capricho, un impulso o un error. No es usual asumir la posición reflexiva de rectificar o enderezar lo que en su momento no fue debidamente pensado o reflexionado. Entonces, el comportamiento del prejuiciado, encaprichado o simplemente equivocado es tratar de demostrar que no hay tal prejuicio, capricho o error; y, en ese comportamiento puede llegar a peores quebrantamientos y a afectar –en mayor grado– a la verdad o la imagen.

Peor, cuando hay poder –y aún más si este es dominante sobre las varias funciones del Estado–, por presión o por miedo –a veces respeto, muy mal entendido– de los del entorno, que en no pocas ocasiones asumen agresiones más violentas o desbocadas que las de aquel a quien se someten.

Ejemplos abundan. Situaciones como las descritas no se han dado solo en el actual gobierno del Ecuador, pero en este sí se han multiplicado.

¿Pensar, reflexionar antes de actuar y de hablar?

Sería lo deseable, pero la realidad política y aun la económica demuestran que más usual es lo contrario.

A veces se acude a expresiones que abren dudas de lo que se quiere sea el mensaje.

Un caso de los días que vivimos
El trance de las elecciones en Estados Unidos. La confrontación entre el candidato republicano Donald Trump, misógino, acosador y agresor de mujeres, candidato republicano, y la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.

Desde la “izquierda”, para debilitar al poder norteamericano en el mundo, es inocultable su interés en afectar a la señora Clinton, lo que beneficiaría a Trump. Es la posición de Putin, el gobernante ruso, involucrado en la guerra en Siria, enfrentado ahí a Estados Unidos, y de otros actores de la “izquierda” mundial y regional.

La Embajada del Ecuador en Londres tiene como huésped a Julian Assange, quien desde ese sitio –¿territorio ecuatoriano en el exterior?– acusa a la señora Clinton de instigar la “histeria antirrusa” y tacha a la prensa estadounidense de estar “increíblemente politizada”, al mismo tiempo que Donald Trump amenaza demandar a los diarios The New York Times y The Washington Post y al canal hispano Univisión, entre otros medios.

Assange, desde la Embajada del Ecuador, por lo tanto bajo la protección de nuestro país, declara: “Elegir entre Trump y Clinton es como optar entre el cólera y la gonorrea”.

Como el gobierno de Suecia aceptó que Assange, procesado en ese país, protegido en la Embajada del Ecuador en Londres, bajo la figura del asilo, declare en la sede de la Embajada ante fiscal ecuatoriano, con un cuestionario elaborado por Suecia, y se fijó la fecha “lunes 17 de octubre de 2016”, antes del día de las elecciones de Estados Unidos, martes 8 de noviembre de 2016, Assange pidió y le fue concedido por el Ecuador cambio de fecha para el lunes 14 de noviembre de 2016, después de las elecciones norteamericanas. La estación misilera entonces llegará hasta las elecciones citadas.

¿Cuál es la multiplicación de misiles que ha expresado Trump que está en espera? La de correos electrónicos contra la señora Clinton, en palabras de Assange. “Una variedad de documentos de diversas instituciones asociadas a la campaña electoral con algunos ángulos absolutamente inesperados, que son interesantes, algunos incluso divertidos”, que será “con toda seguridad liberada antes de las elecciones estadounidenses del 8 de noviembre”. Preguntado acerca de si esas revelaciones podrían tener efectos sobre los comicios, respondió: “Creo que serán significativas. Depende de cómo prendan en el público y en los medios de comunicación”.

¿Usted, lector, se imaginaría cómo reaccionaría el presidente Correa, si haciendo estación en una embajada de país extranjero, se instalan ciudadanos para hacer campaña contra su candidato para las elecciones de febrero del 2017, Lenin Moreno? No solo protestaría –yo estaría de acuerdo que lo haga– sino que rompería relaciones con el gobierno de ese país.

Las palabras del presidente Correa
En entrevista con la periodista estadounidense nacionalizada venezolana Eva Golinger, de la cadena Russia Today (RT) ante la pregunta de si era una broma su afirmación de que Donald Trump era la mejor opción para presidente de Estados Unidos, Correa contestó que para América Latina era mejor que ganara Trump.

“¿Cuándo llegaron los gobiernos progresistas al poder, con Obama o con Bush? Era tal el rechazo a las políticas elementales de Bush, que generó toda una reacción en América Latina. Lo mismo generaría Trump. Exacerba las contradicciones”.

De inmediato, puntualizó “por el bien de Estados Unidos y por mi aprecio personal hacia ella, quisiera que gane Hillary (Clinton)”.

Presidente Correa: América Latina no requiere exacerbar contradicciones –eso sería un rezago de prejuicios ideológicos que deben ser superados–, sino paz, libertad y cooperación, para nada un misógino presidente de los Estados Unidos, por más “misilera” que maneje desde la Embajada del Ecuador en Londres el señor Assange.

Las réplicas desde el poder
Práctica que se está multiplicando y lo será más durante la campaña electoral.

Un lector me expresaba “como cada réplica debe tener el espacio, el sitio y la extensión, de lo que se replica, terminaremos en que habrá que multiplicar el número de páginas de un medio escrito. Peor si son varios los que replicarán una noticia o una opinión. Lo adecuado sería una edición destacada y no necesariamente de los tamaños de lo que se replica”. Igual para minutos de televisión y radio.

No se entienda mal. No estoy contra las réplicas.

De hecho, cuando estaba concluyendo estas líneas conocí una proveniente del Servicio de Rentas Internas, relativa a la columna mía del 3 de octubre de 2016.

Me pareció que expresaba la verdad sobre el hecho de que por años –o sea por leyes anteriores al actual gobierno– ha habido sanciones tributarias de multas y clausuras y se han cobrado intereses de mora.

Mi cuestionamiento no es a aquello sino a la multiplicación de causas de clausura sin considerar los efectos que estas causan a la producción, a las ventas, a la conservación de bienes perecibles y aun a la relación laboral, así como al hecho que por la sola mora en casos puntuales se cobren multas mensuales a más de los intereses de mora, que disparan los cargos de mora. Por multa 3% mensual, por intereses de mora 1,098 mensual. Total 4,098 mensual, o sea 49,17 anual. (Ley Orgánica de Solidaridad y de Corresponsabilidad Ciudadana para la Reconstrucción y Reactivación. R.O. S. mayo 20, 2016). En dólares, no hay país con mora tributaria tan elevada. (O)