En nuestros días vuelve a la palestra el tema siempre viejo y siempre nuevo de lo ético y lo legal. Somos una sola persona y no somos ni podemos pretender ser bipolares, es decir, tener doble personalidad, debemos ser siempre los mismos, como alguien decía: debemos ser siempre los mismos antes, durante y después del baño; pero lamentablemente con el argumento de que nadie debe meterse en la vida privada de las personas, cosa cierta, sin embargo, somos uno en la vida pública y otros en la vida privada, contradiciendo lo antes dicho de que debemos ser siempre los mismos.

En esta época de campaña adelantada, que ya estamos apreciando, debemos exigir de los postulantes que hagan una declaración juramentada, porque muchos entran a la política partidista con una mano adelante y otra atrás, y luego de la noche a la mañana se convierten en una nueva clase social poderosa que en lugar de servir se sirvieron del cargo público, poniendo de relieve la avaricia de la que son presa, muchas veces por la “sobornocracia”.

Vale recordar la máxima del grande Pablo de Tarso: “Todo me está permitido; pero no todo edifica”. (O)

Cristhiam Carpio Castro, licenciado, Daule