En la edición del jueves 22 de septiembre de 2016, aparece una carta bajo el título “Transporte público”, de la que me permito acotar:

1. Fuimos claros al decir que el censo era el “principio del fin de una mala transportación pública”. El censo develó una serie de irregularidades e ilegalidades en las que ha estado sumida la transportación pública de Guayaquil, pero desveló también la desidia, por muchos años, de las autoridades que antes ejercían la competencia y no implementaron una solución.

2. El censo sirvió también para que más de 1.000 buses dejen de circular en Guayaquil, porque habían sobrepasado su vida útil o por la forma ilegal en que habían permanecido, situación que resultaba insubsanable.

3. Se incorporaron mejoras por primera vez en los buses, que son condiciones mínimas; pero no es ahí donde se agotan esas mejoras, son el comienzo, porque esta autoridad va a seguir con la ruta marcada por el estudio técnico que determina la necesidad del reordenamiento de la flota, que incluye:

a. Un sistema de paradas técnicamente ubicadas conforme el estudio de origen y destino; b. Un sistema de control de flotas para multar con eficiencia usando tecnología a aquellos que no respetan paradas, límites de velocidad, así como mantener las puertas cerradas mientras circulan.

Finalmente, comenzaremos con la implementación de dos de los trece corredores viales. El primero, que parte desde el suburbio oeste y llega al norte del malecón, y el segundo, que estará ubicado a lo largo de las calles Esmeraldas y Los Ríos.(O)

Andrés Roche Pesantes, gerente general de la ATM