Era la primera vez que me tocaba matricular mi vehículo en la ATM y pasar la revisión que hace la compañía SGS. Me habían dado cita para el viernes pasado, a las 10:00, y llegué veinte minutos antes; no había muchas columnas como antes y parecía que todo iba a salir bien y rápido, pero no fue así.

Me recibieron el vehículo y me enviaron a una oficina para que esperara hasta que hicieran la revisión técnica; dos horas después nadie me daba razón de ello, sino que simplemente tenía que esperar. Para esto ya había preguntado a dos señoritas que atendían en sus cubículos, de manera nada cortés, y después de quince minutos más me llamaron, me revisaron los documentos, los escanearon y después me dijeron que no había sistema, que no podían conectarse con la ANT y que regresara el día siguiente, a las 08:30, para que me entreguen la matrícula.

Así que tomé mi vehículo y salí de las dependencias de la ATM del terminal terrestre; luego de rodar por unos minutos noté un sonido raro por lo cual abrí el capó y resultó ser que en la revisión técnica me habían dejado mal puesto el protector del ventilador del motor del carro y con lo que rodé se agujereó y dañó. Gracias a Dios me di cuenta a tiempo, si no el daño hubiera sido bastante costoso.

Regresé al día siguiente a las 08:15 y solo había una persona atendiendo y más de 30 usuarios esperando; le pregunté a uno de los empleados sobre mi matrícula y me indicó que esperara que a las 08:30 empezaban a atender. A las 08:40 nos hicieron poner en la fila de información a todos sin ningún orden y nos mezclaron con las demás personas que tenían cita para ese día. Por fin dos horas y media después me entregaron la matrícula y los documentos del carro.

Es inconcebible que en la era tecnológica que vivimos, en una dependencia pública le digan a sus usuarios que todo el día no hay sistema y que no se haga nada para solucionarlo. Que empresas de prestigio mundial no hagan una buena selección y capacitación de su talento humano, con visión de servicio a los demás. Que exista un desorden y no se respete el turno, ni a los discapacitados, ni a la tercera edad. Que algunas personas que hacen el chequeo técnico tampoco estén calificadas para ello y que en un caso como el mío, no se sepa a quién debo recurrir para que asuma la responsabilidad del perjuicio ocasionado por su inoperancia. El señor alcalde debe tomar medidas urgentes en estos casos, ya que no se puede permitir este tipo de situaciones. (O)

Jinsop Albán Espinoza, ingeniero, Guayaquil