Todos los días despertamos con el deseo ferviente de ver un país que se reconstruya sobre cimientos de esperanza y solidaridad. Con el transcurso del tiempo, Ecuador ha sufrido grandes cambios en su economía y precisamente este es uno de los problemas más relevantes hoy por hoy y el eje precursor del desempleo.

Sin embargo, muy a menudo escuchamos decir que el índice de desempleo en el país ha disminuido considerablemente, cuando lo que vivimos muchos ecuatorianos no es precisamente lo más ajustado a esa realidad. Hace unos días, el ministro de Trabajo, Leonardo Berrezueta, argumentó que Ecuador continúa con la tasa más baja de la región. “Países como Brasil, Colombia, Uruguay, Perú, están con una tasa superior al 7%, nosotros tenemos el 5,3%”. Me preocupa aquello, porque con una tasa de desempleo del 5,3% ¿por qué estamos así? ¿Podríamos estar peor? Son muchas las personas que no cuentan con un empleo fijo y un sueldo digno, tanto jóvenes, como personas mayores, incluso habiendo obtenido un título de tercer nivel.

¿Por qué los resultados arrojan disminución del desempleo? Como futura comunicadora social y como ciudadana me surgen inquietudes sobre esta cuestión, pero tengo claro que el problema tiene que ver con la información que se recolecta, porque una persona que realiza una ocupación ocasional o que ayuda en el negocio familiar (incluso sin sueldo) es considerada y registrada como empleada, lo que incrementa el número de personas ocupadas. De esta manera según las cifras existe un gran porcentaje de personas que perciben ingresos económicos, lo que a su vez causa que las tasas de desempleo disminuyan, pero no es lo que realmente sucede.

Por otro lado, tenemos las pasantías; según Berrezueta se llevará a cabo la creación del Banco de Pasantes, que funcionará en coordinación con la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), lo que significaría un gran avance, ya que por ahora las empresas se niegan a recibir pasantes, y si no hay prácticas, no hay experiencia, y si no hay experiencia, no habrá trabajo. (O)

Ginger Lara Espinoza, estudiante, Guayaquil