La Universidad Panamericana de México no usó la palabra plagio al referirse a la tesis del presidente Peña Nieto, pero aceptó que incluyó “reproducciones textuales de fragmentos sin cita a pie de página, ni en el apartado de la bibliografía”. Añadió que no violó las normas universitarias vigentes en la época.

Un trabajo periodístico, titulado ‘Peña Nieto, de plagiador a presidente’, realizado por Carmen Aristegui y un grupo integrado por periodistas y especialistas, encontró que el 28,8% de los párrafos fue copiado de fuentes que no se citan.

El caso del presidente mexicano no es el único en la política. Hay ejemplos recientes en nuestro país y en Alemania, por ejemplo. Pero con una diferencia, el ministro de Defensa Alemán renunció a su cargo y la Universidad de Düsseldorf retiró el título doctoral a la ministra de Educación e Investigación Científica.

La importancia del tema radica en que copiar un trabajo académico sin darle crédito es apropiarse de algo que no le pertenece, lo que en sí mismo plantea un problema ético grave y, por decir lo menos, da a la ciudadanía un mensaje negativo, pues se entiende que hacerlo no tiene importancia en la vida política y social, lo cual es igualmente grave. (O)