“Cuando una familia vive en armonía estará bendecida por la buena suerte y por la prosperidad. Cuando una casa se llena de discordia caerá sobre ella la desventura y la decadencia”. Esta máxima del filósofo Jin Lan Sheng es lo que se aprecia de los problemas entre el primer mandatario y nuestras Fuerzas Armadas.

La disponibilidad por parte del Gobierno de buenos y preparados oficiales del Ejército y Marina por no “acoplarse” a sus lineamientos ideológico-políticos y por defender su honrosa institución desencadena estos malestares.

De lo que recuerde, a pocos actos castrenses ha asistido el primer mandatario, como dándoles a entender que no tiene tiempo para estar en esos “compromisos sin trascendencia política” y, como para aumentar la discordia, el nuevo ministro de Defensa trae como “trofeo de guerra” una donación de fusiles AK47, el fusil histórico del partido comunista marxista de Rusia y China; el fusil denominado el “arma de los pobres y oprimidos”, el “fusil contra el imperio”, el “fusil preferido de la guerrilla y terroristas”. ¿Cuál es el verdadero mensaje de esos fusiles?

¿Será que en las armerías de los cuarteles se han de marcar o grabar en las culatas “donación del ejército popular chino para la revolución ciudadana del Ecuador”? El presidente dijo en la última sabatina que salgan a las calles a rechazar a los soldados antipatriotas y que tendrán que salir de las Fuerzas Armadas estos soldados; entonces los seguidores de esta revolución ciudadana ¿con qué van a salir a las calles? ¿Tal vez acompañados de los AK47? Esperamos que esto no se le salga de las manos al Gobierno. (O)

Javier Santos Ycaza, Guayaquil