El matrimonio para un cristiano es más que un contrato civil, es un compromiso adquirido voluntaria y conscientemente ante Dios para toda la vida. Si en otras religiones se puede hacer un divorcio religioso, no en el cristianismo. En lo civil el divorcio es un trámite que anula un contrato, pero en el plano de Jesús es un compromiso irrenunciable. Por eso los cónyuges que tienen conflictos deben buscar superarlos, no la destrucción de su vida matrimonial. (O)

Jesús Domingo Martínez,
Girona, España