Propongo a su reflexión el significado de dos palabras en moda: (1) tradición y (2) revolución. Al definir la una, se descubre también la otra: Tradición.- En su significado etimológico es entrega a alguien de algo ya existente, como núcleo de identidad. Es entregar ese algo existente con la tarea no solo de conservarlo, sino también de pulirlo, adaptarlo en el tiempo, sin perderlo. Tradición es entrega del núcleo de identidad, con el que se puede y debe contribuir en la formación, en la orientación, en la marcha de una sociedad más amplia, abierta a la integración con otras sociedades.

Tradición es afirmar que, para crecer, hay que ser, hay que tener una identidad. Para integrarse, hay que estar dispuestos a caminar, dando un aporte desde su identidad.

El núcleo de la identidad es brújula, que orienta el actuar de los diversos seres individuales o colectivos. Negarse a pulir, a integrar nuevos elementos en ese núcleo es desvirtuar la tradición. Guardarlo estérilmente debajo del colchón es grotesca caricatura de tradición.

Una imagen de tradición es una bola de nieve, que, al girar, acoge e integra nuevos elementos. Esa bola, al girar, se engrosa con otra nieve, sin dejar de ser nieve. El núcleo sostiene la identidad y posibilita la integración y el desarrollo. Suprimido el núcleo, que da identidad a grandes y pequeños, queda solo una masa, en la que los más fuertes absorben las pequeñas identidades. Suprimido el núcleo de identidad de los pequeños, no hay integración, hay reducción a una masa amorfa. ¡Si no sé quién soy, no sé a dónde voy!

Resumo lo anterior en la imagen del arcoíris: La tradición forma con los núcleos de identidad (los colores) una conjunción (un arcoíris) de diversas identidades. La tradición exige que cada comunidad tenga rasgos o núcleos propios, abiertos a la integración. Cada color, su identidad.

Tradición, en su significado degenerado por la irreflexión y el sectarismo, es inmovilismo, lo viejo, lo gastado, lo poco o nada útil. Tradición es oscuridad, inmovilismo, tiempo “perdido”. Hay irreflexivos vanidosos, que pretenden refundar, comenzar de cero, supliendo el vacío de años, décadas, siglos “perdidos”. Pretenden (re)iniciar la historia, como se dice jocosamente, inventando la “pólvora”. Negar el núcleo de identidad es esterilidad. La mayor expresión de identidad de un pueblo es su lengua. Llaga de Ecuador es la “vergüenza” de algunos…

Revolución. Se concretiza en diversas personas revolucionarias: 1) Unos revolucionarios, irreflexivos, oportunistas, la entienden como negación y hasta condenación de todo lo anterior. Algunos por pasión reivindicativa, que dificulta la reflexión, por vanidad, más que entender qué es revolución, cobijan con esta palabra una supresión indiscriminada de lo anterior. Cultivan el infantilismo ciudadano, abdicando en el Estado su yo, con derechos y responsabilidades. Sin el concurso libre, creativo de las personas, estas revoluciones llevan a la miseria. 2) Otros revolucionarios buscan estructuras que faciliten a todos participar en la vida, en los bienes, en las responsabilidades sociales. Quienes saben que no basta cambiar las estructuras, que la justicia se amasa con libertad, educan a ser; no solo a hacer. (O)