Recientemente, una manifestación multitudinaria en Colombia protestó para rechazar la imposición de un manual de educación sexual del Fondo de Población de las Naciones Unidas que introduce la ideología de género en el sistema educativo. Rápidamente, el presidente Santos se pronunció en contra del documento afirmando que no lo usaría.
En Panamá también los padres de familia protestaron y aún no se resuelve.
Aquí en Ecuador, en el 2013, la agrupación 14 millones: Vida, Familia y Libertad entregó a la Asamblea un manifiesto en contra de reformas influidas por esta misma ideología con 42.974 firmas.
¿Qué tiene la ideología de género que suscita estas reacciones?
Para empezar, se origina en el movimiento feminista radical que en la reunión mundial de la mujer en Pekín en 1985 logró que se cambiara la palabra sexo por género en los documentos. Esta ideología ha sido adoptada por el feminismo socialista y también por el movimiento gay o lobby gay.
Hablar de género implica desconocer que en la naturaleza humana existen dos sexos biológicos con sus fórmulas genéticas inscritas en el ADN, realidad que no se puede ignorar con toda su influencia en el desarrollo de los niños y niñas en sus diversas etapas.
La ideología de género pretende ignorar la fuerza de lo físico y su rol en la identificación sexual argumentando que todo es psicológico, cultural y social y que cada uno puede decidir a qué genero pertenecer. El ser humano es una unidad compleja que incluye todos los aspectos y no se puede borrar ninguno.
La teoría en sí no parece muy peligrosa tanto como sus consecuencias: las operaciones del pretendido cambio de sexo a niños, púberes y adolescentes, deteniendo artificialmente los procesos naturales de desarrollo.
La ACP, Colegio Americano de Pediatras, se pronuncia radicalmente afirmando que estas intervenciones han puesto a los adolescentes en el más alto riesgo de enfermedades mentales y físicas. Afirman que la pubertad no es una enfermedad y bloquear el proceso hormonal puede ser muy peligroso. El 98% de chicos confundidos sobre su género y el 88% de chicas aceptan su sexo biológico después de pasar naturalmente a través de la pubertad.
Incluso afirman que condicionar a los niños para creer que cambiarse de sexo y vivir con químicos para mantener la apariencia del sexo opuesto es normal y saludable constituye abuso infantil. Los índices de suicidio de las personas adultas que se han hecho estas cirugías y usan tratamientos de hormonas sexuales opuestas es veinte veces mayor.
El papa Francisco se ha pronunciado varias veces en su contra y advertido sus peligros en la exhortación apostólica Amoris Laetitia (·56) y Benedicto XVI siendo cardenal ya afirmó que si el ateísmo niega a Dios y el materialismo el alma, “ahora, con la ideología de género, el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”. (O)