Es inaudito y de Ripley pretender usar un servicio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). El 25 de agosto, a las 07:50, mi hija y yo nos acercamos a la agencia Urdesa para desbloquear mi clave.

Recibí la asistencia de dos funcionarios, pero se bloqueó de nuevo tras realizar tres intentos los cuales fueron fallidos. Pero lo más insólito es acerca de las preguntas de seguridad que formulan, indicando que es sobre los datos que uno llenó al inicio para obtener la clave personal.

Ni en el banco cuando uno llama por teléfono, ni con la tarjeta de crédito son así de tan eficientes y desconfiados. Lo que más temo es que no permitan que accese a mi cuenta, la misma que me sirve para sacar citas médicas por internet, así como para hacer préstamos que hasta el momento nunca los he solicitado.

Hacen preguntas como: 1) ¿es afiliado voluntario?, 2) ¿es beneficiario de montepío?, 3) ¿ha usado los servicios funerarios? Es ilógico preguntar eso, porque si estoy activo no puedo cobrar montepío al mismo tiempo, y por ende si usé los servicios funerarios estaría muerta y no debería seguir aportando mensualmente; y así una serie de preguntas con las cuales los funcionarios no lograron ayudarme.

Y el bloqueo sucedió desde hace un par de meses que el sistema del IESS estuvo intermitente y desde ahí no he podido sacar citas por internet; por lo visto solo queda llamar por teléfono.

Yo pago cerca de $ 80 mensuales por un servicio que no uso mes a mes y no es justo el trato que nos dan. Sean eficientes y prolijos al momento de ofrecer un servicio al que uno tiene derecho y por el que paga puntualmente.

Señores del IESS, pongan más atención, y al departamento de sistemas denles capacitación de cómo deben hacer las cosas y atender casos de este tipo, ya que si uno asiste debe ser para que le den la solución inmediata y no causar demoras ni malestar al usuario.

Me decían que me quedara así hasta que caducara la clave las veces que sea, como si tuviese todo el tiempo del mundo.

Después de los dos bloqueos consecutivos por el que estuvimos ahí por un lapso de 35 minutos, nos tuvimos que regresar con mi hija a mi negocio, con la insatisfacción y el desconsuelo de que no tuve la solución esperada y con la remota esperanza de que haya una solución ante el clamor de tanto afiliado al IESS que sufrimos día a día. (O)

Ángela Montoya Castro, Guayaquil