Al comprobar el fiasco de los conflictos bélicos emprendidos por los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, el cineasta Michael Moore imagina, con gracia e ironía, que militares y políticos le piden su consejo para salir del atolladero en que están metidos. La película ¿Qué invadimos ahora? (2015) pertenece a aquellas obras artísticas que cuestionan el mal gobierno y que plantean cómo gobernar mejor. El portaviones Ronald Reagan le da un aventón al mismísimo Moore para que invada nueve países con el propósito de llevarse los logros que sean imprescindibles para reorganizar la nación norteamericana.

Al entrevistarse con trabajadores y patronos italianos, entiende que las vacaciones de un mes de los trabajadores –así como las licencias por casamiento y maternidad, el decimotercer sueldo y los feriados locales– son fundamentales para el bienestar personal y colectivo. En un pueblo de la Normandía francesa conoce el mejor lugar para comer: la cafetería de la escuela pública, donde el almuerzo es una actividad de una hora que instruye a los chicos a alimentarse saludablemente y a beber agua. En Finlandia observa que no existen deberes para la casa ni exámenes nacionales estandarizados y que la escuela pública propicia en los niños el pensamiento crítico y el disfrute de la vida.

De Eslovenia destaca la universidad gratuita, con alumnos sin deudas y con fuertes organizaciones estudiantiles que hacen tambalear las decisiones erradas de los líderes políticos. En Alemania constata que ningún trabajador de los sectores medios tiene un segundo o tercer empleo; por el contrario, las jornadas laborales se han acortado y los trabajadores codirigen las empresas. Y ve que las escuelas alemanas enseñan a no olvidar los graves errores de las generaciones pasadas. En Portugal comprende que la legalización de las drogas ha facilitado una convivencia social más pacífica en la que no existen encarcelados por delitos relacionados con las drogas.

En Noruega el sistema penitenciario sirve para la rehabilitación de los detenidos y no para la venganza; por eso los guardias no portan armas de fuego y los presos votan en las elecciones. En Túnez atestigua el funcionamiento de clínicas gratuitas de salud femenina y el avance efectivo de los derechos de las mujeres, incluido el aborto, conquistados con protestas y movilización populares. En Islandia, que tuvo en 1980 a la primera mujer en el mundo elegida presidenta, toma conciencia del hecho de que, cuando las mujeres paralizan sus actividades, nada funciona en la sociedad: la cultura del país cambia cuando hay más mujeres pensantes en cargos directivos.

Aunque ¿Qué invadimos ahora? se centra en la situación actual de los estadounidenses, los alcances de este filme también surten efecto en los ecuatorianos que, en los últimos años, hemos estado sometidos a una maquinaria gubernamental que ha ido invadiendo los espacios diferentes, contaminándolos con disputas centradas en paradigmas que, en otros sitios del globo, han quedado obsoletos. El vivir bien no puede depender exclusivamente de lo que el Gobierno intente imponer; para gobernar no hace falta recurrir a ominosas prácticas de dominación y explotación. Por cierto, en todo espacio humano el cuestionamiento frontal al poder es un derecho y un deber. (O)