¿Puede un libro modificar la percepción sobre nuestra propia vida? La respuesta es sí, y seguramente existen muchos volúmenes con relatos sorprendentes que pueden tocar nuestras convicciones. En estos días circula en español una novela gráfica llamada Aquí (Barcelona, Salamandra, 2015), cuyo autor es Richard McGuire, un ilustrador y diseñador gráfico nacido en Nueva Jersey en 1957, que ha publicado caricaturas en medios como The New York Times, The New Yorker, Le Monde. Nada más y nada menos, Aquí intenta graficar ¡lo que ha ocurrido en un rincón de la habitación de una casa a lo largo de cientos de miles de años!

McGuire va mostrando cómo en distintos años se ha ido tapizando o pintando ese rincón casero en el que están una chimenea y una ventana; cómo han ido cambiando los muebles y los adornos; cómo es en 1971 el niño que nació en 1957. Incluso muchas frases pronunciadas se han quedado resonando entre las paredes, como si las palabras fueran una presencia física en la edificación. Se ven los juegos de los niños, sus disputas, las bromas que se hacen los jóvenes, las preocupaciones de los adultos, las esperanzas cuando salen de viaje, las ilusiones de nuevos inquilinos, la soledad de los ancianos.

Para mayor asombro, también podemos observar qué sucedió, antes de que la casa fuera levantada en 1907, cuando la Tierra estaba en plena formación o cuando los europeos aún no llegaban al continente y los indios eran dueños de esos parajes naturales. Como se puede prever, en 2126 ese rincón está sumergido en unas aguas en las que nadan grandes peces, y en 2213, cuando las aguas se han retirado, es un sitio que los turistas visitan, precisamente, para saber cómo vivían las personas en el siglo XX. Aquí es una magnífica obra de arte que nos pone a reflexionar sobre nuestra historia personal y colectiva.

¿Qué pasaría si cada uno tuviera más consciencia del aquí en que habita –del aquí que lo habita–, si estuviera más alerta de cómo ha llegado hasta aquí, si supiera las circunstancias que ahora le hacen ser lo que es? ¿Cómo nos iría si tuviéramos mayor claridad de nuestra proveniencia? ¿Cómo serían nuestros actos si tuviéramos bien presente la certeza de que la edad a la que podemos llegar no es nada comparada con la vastedad espacio-temporal del universo? ¿Seríamos mejores personas, o peores? Esta novela gráfica invita a descubrir los aquí de cada ser para sentirnos parte de un proyecto mayor del que no tenemos control.

En Aquí el destino es tan grande y tan infinito que el estar conscientes de nuestra pequeñez debería ser un aliciente para hallar en nuestra interioridad la principal razón de nuestra existencia. Aquí demuestra, tal vez, que gobernar un país o dirigir una empresa o tener posesiones es importante pero que, con el paso de los años, nada de eso es útil si no se han construido de manera sólida y generosa afectos para legar a los nuestros. Aquí es una obra singular porque funciona como un tratado gráfico de filosofía, de metafísica, sobre el paso inobjetable del tiempo. Es un libro que nos sitúa en nuestra insignificancia. (O)

¿Cómo serían nuestros actos si tuviéramos bien presente la certeza de que la edad a la que podemos llegar no es nada comparada con la vastedad espacio-temporal del universo? ¿Seríamos mejores personas, o peores?