Nuestro invitado
Eduardo Salgado M.

En los últimos meses ha habido bastante exposición en los medios de comunicación acerca de temas de política tributaria, como consecuencia del aumento en el impuesto a los consumos especiales (ICE), a los cigarrillos, licores y bebidas azucaradas y también por el incremento al impuesto al valor agregado (IVA) del 12 al 14%, que entró en vigencia en junio.

Una de mis hijas, interesada en conocer más de la economía ecuatoriana, me preguntó si cuando su abuelo fue ministro de Finanzas en el último gobierno del Dr. Velasco Ibarra, el país tenía los mismos problemas económicos. Sorprendido por la pregunta, desempolvé unos libros de mi biblioteca personal, encontrando el Informe a la Nación, de fecha 22 de junio de 1971, en donde Alonso Salgado Guevara, ministro de Finanzas, dice textualmente lo siguiente:

“(...) Aspiro a que el manejo de las finanzas públicas se desenvuelva dentro de un marco de sano equilibrio, de modo que su impacto en la economía general del país permita el crecimiento de los sectores productivos a cargo del empresario privado sin necesidad de recurrir a nuevos impuestos”. (...).

Nos ubicamos en los años justo antes de los ingresos de la era petrolera (1972), en un ambiente político inestable puesto que Velasco Ibarra se declaró dictador en 1970, debido a que tuvo al Legislativo en su contra. Leyendo el informe a profundidad e investigando el periodo económico 1968-1972, me sorprendió conocer que los problemas de hace 45 años son parecidos a los actuales. Para mencionar algunos, por ejemplo, en 1970 existía un déficit fiscal importante y el Presupuesto General del Estado (PGE) era altamente dependiente de las recaudaciones del impuesto a la renta y aranceles a las importaciones.

En el informe se notaba la angustia del ministro por equilibrar el déficit fiscal que bordeaba el 41% de los ingresos corrientes en 1970. Entonces para ayudar a solventar la situación fiscal, el ministerio a su cargo realizó una reforma tributaria que implementó el impuesto a las transacciones mercantiles y prestación de servicios, con la técnica denominada valor agregado que inicialmente fue del 4%. Por lo tanto, es en ese histórico momento cuando se crea el que hoy conocemos como impuesto al valor agregado (IVA), que en la actualidad es el tributo de mayor importancia para los ingresos del presupuesto del Estado.

De acuerdo con el informe del ministro de Finanzas, la implementación de esta nueva técnica de tributación eliminaba el impuesto acumulativo a las ventas, evitando el encarecimiento en los precios de los productos, permitiendo además la compensación de IVA pagado con IVA cobrado.

Adicionalmente al histórico hecho comentado en párrafos anteriores, continué deleitándome con el informe, cuando se menciona que mediante decreto Nº 266 de agosto de 1970, el Gobierno nacional disminuyó el precio de venta de 7 a 6 sucres por cada cajetilla de cigarrillo importado, por tanto, redujo la carga tributaria, comprobando que era la forma más eficaz de disminuir el contrabando, teniendo como consecuencia el incremento de las importaciones legales. Reducir los impuestos a los cigarrillos elevó los ingresos fiscales por este concepto en 4,5 millones de sucres (180.000 dólares) en el último trimestre de 1970, que fue un valor de más del 200% de la recaudación obtenida en los primeros tres trimestres de ese año.

Comparando la política tributaria de ayer y hoy concluimos que las finanzas públicas deben desenvolverse en un marco de sano equilibrio, que permita el crecimiento de los sectores productivos a cargo de la empresa privada, sin necesidad de recurrir a nuevos tributos. La creación del IVA en 1970 fue una necesidad para ayudar al equilibrio del presupuesto; sin embargo, su impacto real fue ofrecer un mayor beneficio para los contribuyentes al tener derecho a crédito tributario y poder compensarlo.

Es necesario, como se hizo en 1970-1971, implementar una política tributaria que mejore las recaudaciones, disminuya y racionalice la cantidad de impuestos y aranceles que existen en la actualidad, que afectan al desarrollo comercial y productivo.

En 1970 el Producto Interno Bruto del país creció 9,5%, justificándose una política tributaria redistributiva, contrario a cuando hay recesión como en el 2016, en que conviene bajar los impuestos o racionalizarlos, fomentando la recuperación del consumo que incrementa la demanda agregada y por tanto, la recaudación tributaria.

En otros países, como Estados Unidos y España, se ha aplicado una política tributaria flexible. En el primer caso en el 2008, luego de la crisis financiera, la economía norteamericana creció 2,5% en 2010; y España, en el periodo 2014-2015, bajó el nivel de impuesto a la renta a personas naturales y jurídicas, logrando estimular el empleo y el crecimiento económico que sería del 3,4% en el 2016. (O)

Leyendo el informe a profundidad e investigando el periodo económico 1968-1972, me sorprendió conocer que los problemas de hace 45 años son parecidos a los actuales.